UN COMERCIO LEGENDARIO - EL
BAZAR ROLANDO
Crónicas de Atlántida por Wilson Mesa
Los atlantidenses
más memoriosos recordarán, posiblemente, un comercio que fue muy popular en las
décadas del cincuenta y sesenta: el Bazar de Rolando Campomori.
Este comercio tuvo
un origen muy singular, porque empezó siendo –en el mismo lugar- un quiosco con
techo de paja y varias ventanillas alrededor que se levantaban cuando estaba
abierto al público, tal como se puede ver en una de las fotografías que
acompañan este texto.
Ese quiosco estaba ubicado en el cruce de la Calle 1
(Natalio Michelizzi) y Calle 14 (Roger Balet), exactamente la esquina donde
ahora se encuentra la sucursal del BROU.
Tengamos en cuenta que el lugar no era lo que es hoy,
sino que se trataba de un solar grande delimitado por eucaliptos “cascarudos”,
alguno de los cuales aún sobrevive en el costado del Banco que da a la Calle 1.
En la acera de
enfrente, en los primeros tiempos, estaban los fondos del “Atlántida Hotel” con
sus canchas. Pero luego se estableció en esa esquina el “Motel Paola”,
propiedad de Bonaldi
Por la Calle 14 (Roger Balet), después del Bazar
Rolando, donde ahora está el edificio y la Torre de ANTEL, había una entrada para
los galpones de UTE que se unían por atrás –formando una L-, a la parte de las
oficinas que estaban por la Calle 1.
Siguiendo por la
Calle 14 encontramos funcionando al hotel “Las Margaritas”, actual sede del
Municipio de Atlántida.
Dos cuadras más allá
de la Iglesia, la Escuela Nº 146 recibía a sus alumnos en un edificio con techo
de quincha.
Y por el lado de la Calle 1 (Natalio Michelizzi), a
continuación del Bazar Rolando estaba el comercio de Manolo Dos Santos, al cual
le llamaban “La Lechería”, aunque en realidad vendía muchos otros alimentos
además de leche. Y junto a este local estaba, -como hoy en dìa- la sede
comercial de UTE.
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Imaginemos entonces
el entorno de aquel quiosco del comienzo: por ejemplo, la plaza “José Pedro Varela” no tenía
nombre, y era un gran espacio con un monte de eucaliptus sobre médanos de arena,
al cual de pronto le apareció, en la esquina que quedaba frente a “Rolando”, un
edificio muy bonito construido para la “”Administración Viña”, la cual había
empezado siendo un quiosco también y se
convirtió en la primera inmobiliaria de Atlántida.
Como la Calle 18, en su primera cuadra, no estaba
definida totalmente, la plaza “Varela” estaba casi unida a la manzana
triangular donde ahora está el edificio “Portofino”.
Dicha manzana, en
ese entonces tenía algunos comercios sobre la Calle 11, que eran la farmacia “Royal”,
de don Oscar Galizia., el “Petit Bar” y el quiosco de Espinelli.
¡Cuántos quioscos!,
pensarán ustedes. Parecería que muchos emprendimientos comerciales empezaron
así y luego se convirtieron en negocios más grandes y alguno de ellos aún
perdura.
Por su parte, la plaza
“Artigas” tenía -dentro de ella- la heladería “La Fontaine”, en ese entonces
propiedad de Pérez y Casaretto, frente al cine.
Pero volviendo al comercio de
Rolando Campomori y Adalgisa Ravanelli, digamos que fue muy exitoso en su
época, y le llamaban el “Quiosco de Rolando”.
<<Mis abuelos eran inmigrantes italianos, nacidos ambos en Imola, ciudad
ubicada en la región de Emilia-Romagna. Llegaron al puerto de Buenos Aires en
el buque “Ammiraglio Bettolo”, en diciembre de 1926. Vivieron un tiempo en
Argentina y luego vinieron a Uruguay y se establecieron primero en la ciudad de
Minas. Mi abuelo era encargado en el Parador Salus.
Luego de algunos años, se
establecieron en Atlántida. Al principio, mi abuelo reparaba bicicletas. Más
adelante fue que pusieron el quiosco…>>. Cuenta Danae Estomba
Después de un
tiempo, y gracias al esfuerzo constante de Rolando y Adalgisa, de su tesón,
lograron levantar, (alrededor del año 1945), en el mismo sitio del quiosco, una
construcción muy sólida para instalar su negocio; y con un piso superior que
serviría de vivienda a la familia.
Del matrimonio de
Rolando y Adalgisa nació una hija, Adelaida Campomori, que se ennovió y contrajo
matrimonio con Juan Carlos Estomba.
Y de este hogar
nacieron tres hijos, Juan Carlos (Lito) (en 1953); Ariadna (en 1964) y Danae (en
1970).
A esa altura ya era propiamente el Bazar Rolando, y
tenía artículos del más variado tenor; siendo por esta razón que los turistas
argentinos -que venían en gran número en ese entonces- lo denominaban “Gatichaves”,
recordando una tienda por departamentos que estaba en Buenos Aires (“Gath &
Chàves”), muy famosa en su época.
Como curiosidad documental digamos que en el diario
“El Bien Público”, del sábado 26 de enero de 1946, aparece una página dedicada
a Atlántida, y en ella un aviso de propaganda del Bazar Rolando, junto a otros
comercios de la época.
El “Bazar” tenía la característica de vender tanto
golosinas, como sombreros de playa, sandalias, artículos de tienda, de bazar,
de ferretería, de pinturería, libros, útiles escolares, revistas, discos, etc.
Algunas personas
cuentan que al entrar al comercio se sentía un aroma muy particular que aún
recuerdan, olor a madera de lápices, a libros nuevos y plastilina.
Y en carnaval se organizaban
concursos de disfraces y máscaras para los niños; por lo que la esquina de “Rolando”
se convertía en una especie de pequeño “corso” barrial.
En esas ocasiones
–cuentan personas memoriosas- que algunos muchachos un poco “traviesos” le
tiraban agua en demasía a las chicas, por lo que Juan Carlos Estomba tenía que
salir a poner orden y en algunos casos llamar a los padres de los
“infractores”.
Y MÀS RECUERDOS
La señora Inés Larrechart nos ha dicho que ella trabajó
–con dieciocho años- como empleada en el Bazar Rolando, durante un período que abarcó
desde 1961 al 65. Para entonces ya habían fallecido los fundadores del comercio
y Juan Carlos Estomba con Adelaida Campomori estaban al frente del mismo.
Cuando Inès Larrechart
comenzó a trabajar allí, coincidió que se inauguraba el edificio “Vistalmar”,
esquina cruzada con el Bazar Rolando.
UNA ANÈCDOTA
FAMILIAR - En una de las fotografías aportadas por la familia Estomba se puede
ver a Juan Carlos (padre) con Adelaida, en la playa Mansa, y detrás de ellos
aparece la construcción denominada “El Hongo” -que estaba frente al “Planeta
Hotel”- y que desapareció, barrido por una sudestada en el año 1953.
Relacionado con ese
hecho Danae Estomba cuenta lo siguiente: << A Lito se le
ocurrió nacer en medio de ese temporal del año 53 !! Mis padres se fueron a
Montevideo en el taxi del hijo de El Pulga, en medio de árboles caídos y todo;
fue un traslado bastante accidentado.
Se
fueron por la ruta 11, ya que la Interbalnearia estaba en construcción…>>.
LA ÙLTIMA ETAPA
Cuando fallecieron
Rolando y Adalgisa Juan Carlos Estomba y Adelaida Campomori quedaron al frente
del comercio que siguió llamándose siempre “Bazar Rolando”.
Al mismo tiempo ambos eran profesores del Liceo de
Atlàntida.
Ella, Adelaida,
era profesora de Matemáticas y él de Historia y Dibujo.
En el año 1976 el
edificio fue vendido al Banco República, y el Bazar cerró definitivamente sus
puertas.
La casa, con sus
reformas básicas para los fines de sucursal bancaria, conserva la estructura
original en su esencia.
Al respecto dice Danae Estomba: << La casa está tal cual... la misma puerta de entrada, las
mismas barandas...Sobre la vereda que da a la calle Roger Balet, donde hoy hay
un árbol grande, teníamos un enorme gomero... Cada vez que voy al banco, inevitablemente
me lleno de emoción... me invaden muchos hermosos recuerdos de mi
infancia…Increíblemente, pasados ya más de 40 años, aún quedan en casa de mis
padres varias cosas del bazar.>>.
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O sea que, cuando ustedes
–estimados lectores- entren a la sucursal del BROU, sepan que allí funcionó,
entre 1945 y 1976, (sin contar los años del quiosco con techo de paja que motivó
esta reseña) el famoso BAZAR ROLANDO, el “Gatichaves” de los argentinos. Que vendía
“de todo un poco”.
WILSON MESA, mayo 2020
FUENTES:
-Agradezco la colaboración especial de: Danae Estomba y
sus hermanos, Lito y Ariadna.
-Tambièn los recuerdos de Inés Larrechart; Elsa
Isolini; Alicia Pérez y Alfredo Gutiérrez.
-Entrevista realizada a Adelaida Campomori, en el año
2011, con Olga Pìriz y Arinda González Bo.
IMÀGENES – Fotografías proporcionadas por Danae
Estomba; Alicia Pérez y Arinda Gonzàlez Bo.
Nota - Artìculo publicado en la Revista CENTRO, Nº 129, junio de 2020.
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