JUAN TORRES _ LA LEYENDA DE UN CONSTRUCTOR
Octubre es el mes aniversario del “pagus
atlantidensis”, -así llamó alguna vez, Juan Gutiérrez Laplace, a este lugar del
mundo-. En este marco considero que puede ser oportuno compartir algunas historias
sobre alguien que ya se ha convertido en una
leyenda de por aquí: JUAN TORRES
Tal vez no haya un personaje de Atlántida más
nombrado, por sus obras, y a la vez menos conocido en su historia personal, que
el constructor de “El Águila”.
Y eso, a mi modo de ver, es lo mejor que le
puede suceder a una persona, ser recordada por sus obras y…¿por qué no?, pasar
a la posteridad por ellas.
***
En aquellos años del Balneario, cuando todo
estaba por hacerse, él se ocupó de concretar muchas cosas. Y así como otros
primeros pobladores se dedicaron a imaginar y diseñar obras materiales, Juan
Torres las hizo físicamente, “a pico y
pala”, como se dice vulgarmente.
Esto no quita que también fuese un creador,
un realizador de sus propias ideas, además de las ajenas.
Su época de actuación
en la zona comienza desde su
afincamiento, en el año 1930, en la
que la familia llamaría “la
Casa Grande”, sita en la calle 24 y calle 3. Luego vivieron
en la casa de la “Curva del Zoológico”, lugar éste que fue
muy importante en la
vida de Torres. Pero cabe acotar que
la familia conocía estas costas desde mucho antes, ya que
venían en los veranos a acampar a la “playa de Santa
Rosa”, en una carreta tirada por bueyes y bajaban
por la
llamada “Bajada Vieja”, antes de la cañada de Atlántida
Serena.
¿QUIÉN
ERA JUAN TORRES?
Juan Torres Franzero, nació el día 13 de mayo del año
1909, en el paraje llamado “La Tahonita”, al borde del entonces llamado “Camino
a Maldonado”, (hoy Ruta Nacional N° 8), a dos kilómetros desde el cruce con la
Ruta 11, yendo como hacia Pando.
Era hijo de Gil Torres Otero y de María Franzero
Ghione. Juan fue el penúltimo de nueve hermanos.
Era casado, en segundas nupcias, con Angélica Lozano. De este matrimonio nació
una hija, Elizabeth.
Después de una extensa y fructífera existencia,
falleció el día 19 de febrero del año
2002.
El “contenido” de esa existencia es lo que logró que
se le recuerde como uno de las grandes HACEDORES de este lugar.
No hay duda que el hecho de conocer al empresario
italiano, Natalio Michelizzi, marcó un cambio singular en la vida de Juan
Torres, un hombre autoformado en el trabajo duro de la construcción, oficio que
por entonces era muy requerido en la zona.
Con su llegada en
1936, Michelizzi, le dio una vuelta casi completa a la “Playa de los Médicos”,
que había comenzado a formarse a partir de 1911 con los emprendimientos de “La
Arborícora Uruguaya” primero, y de la “Territorial Uruguaya” después. Esta
última Sociedad Anónima tenía en propiedad prácticamente todos los terrenos
sobre la Ensenada de Santa Rosa y hasta la Estación de Ferrocarril, llamada por
aquel entonces “Estación Las Toscas”.
A partir del año 1912 se lotearon y vendieron las
primeras parcelas sobre la Rambla vieja, se construyó el “Atlántida Hotel” y
las primeras casonas de la Rambla. Así comenzó a crecer la “Estación de Baños”
siguiendo la planificación ideada por el Ing. Juan Pedro Fabini. También se
hizo el Campo de Golf, que se constituyó en una atracción turística muy
destacada. Nacieron otros hoteles. Venían turistas extranjeros atraídos por la
belleza de la costa.
Todo era sosiego y convivencia bucólica. Hasta que
llegó Natalio Michelizzi, a revolucionarlo todo. Compró casi todas las tierras
libres; construyó Hotel y Casino; modificó el Campo de Golf; atrajo mucho más
turismo internacional, sobre todo de argentinos, ya que él tenía su principal
empresa en Buenos aires y desde allí hacía conexiones para traer gente a veranear en Atlántida. Largos períodos
de tres meses, como se estilaba en aquel entonces.
MICHELIZZI Y
JUAN TORRES
Para describir la conexión que existió entre estos dos
hombres, acudo al libro de Rosario Infantozzi, “Cuentos de viento y de mar-
Historias de Atlántida”. Esta escritora entrevistó a Juan Torres, en la década
del 90’; y el “hombre de confianza y mano derecha” del empresario italiano le
reveló detalles poco conocidos de las principales obras de construcción
realizadas por orden de Michelizzi.
UNA OBRA
Cuenta Juan Torres - <<….Después que
se terminó el Anexo (se refiere al edificio Golf Palace) y el Casino y
aprovechando los terrenos que quedaban debajo, en la barranca, Michelizzi me
mandó construir ocho pilares y una plancha; sobre esa plancha hice un jardín,
uní ese jardín con la calle 1 -que queda a unos ocho metros de retiro- con otra
plancha y, debajo de las dos, edifiqué .Las Cuevas., el primer cine de
Atlántida. Fue muy difícil excavar el
salón del cine por debajo de la segunda plancha porque esta no estaba sobre
pilares, sino apoyada en el piso de arena. Tuve que ir haciendo agujeros y poniendo puntales para sostenerla y poder ir
sacando la arena. Cuando llegaba al nivel que necesitaba, repetía la operación
para seguir sacando. Cuando el cine estuvo pronto, le agregue una pista de
patinaje a unos 80 cm. por debajo del nivel del piso y se empezaron los
preparativos para la inauguración…>>.
<<…-Fue
también Ud. quien construyó los hoteles, el Casino y la Casa del campo de Golf?
-Yo era
el encargado de las construcciones, pero los hoteles y el Casino los construyó
la empresa de García Otero, Butler y Pagani. De la calefacción se encargó
Wittemberg, lo mejor que había en ese momento. Como ve, Michelizzi no reparó en gastos para
darle a Atlántida el estilo y la jerarquía de las estaciones balnearias
europeas más famosas …>>.
OTRA OBRA
Cuenta Juan Torres - <<… El
golf tenía sólo una construcción de troncos donde estaban ubicados el bar, los
vestuarios y el depósito de los palos de los socios. Cuando Michelizzi compró
los terrenos a la “Territorial Uruguaya”, también compró el Club de Golf y en
1947 construyó una estupenda casa para la nueva sede. En un alto, un edificio
redondo de ladrillo y tejas quedaba reservado sólo para los jugadores...>>.
(Se trata del edificio que hoy ocupa la Biblioteca “Idea Vilariño”, dentro del
parque de AGADU).
<<… Esa casa del Campo de Juegos la
hice yo. Empezamos el 3 de setiembre de 1946 y terminamos el 28 de febrero de
1947. Sin planos, ni arquitecto, ni siquiera una máquina de hormigón. Todo fue
hecho a mano, a pico y a pala y yo lloré para hacerla.
Al italiano se le había ocurrido que no
quería que ninguna viga atravesara el inmenso salón de treinta metros por ocho:
-¿Cómo
hago para que las paredes se aguanten? - le preguntaba yo, desesperado. - el
techo a dos aguas va a hacer fuerza para afuera...
-No
sé,.. pero yo sé que vos lo vas a hacer. - me contestó alegremente... Y se fue.
Levanté entonces una hilera de pilares por
fuera, a tres metros cincuenta del salón, para hacer una galería exterior y
sostuve el techo con ellos. La fuerza que hacia el techo hacia afuera se contrarrestaba
con la de los pilares, que empujaban hacia adentro. Hice contrapeso y pegué la
cumbrera en el medio. Después hicimos dos estufas a leña, una en cada esquina
del salón……..
- "A Ud. le gustaba su trabajo,
¿verdad?"
- "A mi me gustaba Michelizzi. Me volvía
loco, pero me gustaba. Era una excelente persona. Culto a su manera; con mucha
visión comercial. ¡Tenía cada idea!..... >>.
Y OTRA OBRA
Vuelve a contar Juan Torres -
<<…Un día se le antojó entubar con hormigón la cañada de Atlántida
Serena:
- Vamos
a probar con diez metros. -me
propuso.
- ¡Y
me hizo hacer trescientos!... ¿se imagina, cincuenta hombres trabajando
descalzos en el agua helada en pleno invierno?
Otro día salimos, bajo una garúa finita, a
caminar por esa misma zona. Esos terrenos no se consideraban vendibles porque
eran puras barrancas, de modo que se usaban de basural. Habíamos abierto una
calle, la única, y nos había dado un trabajo bárbaro.
-¿Quién
va a rellenar esto para construir aquí? -razoné
en voz alta- a mí me está pareciendo
que los de La Territorial lo jodieron cuando le vendieron estos terrenos.
-¡Eso
se creían ellos! - se rio el
napolitano - pero ¿a mi quién me
obliga a hacer las calles por lo alto?...¿Y si las hago por lo bajo?'.. de esa
manera me quedan todos los terrenos a nivel... a la naturaleza no hay que
enfrentársele... hay que correrla para el lado que dispara…Y así fue…..>>.
CÓMO NACIÓ “EL ÁGUILA”
Juan Torres explica - <<….–Michelizzi,
un napolitano
fantástico, me pidió ese día que le construyera un nicho de
dos
metros por dos. Nos fuimos caminando los dos para el
fondo de la casa a un
monte que daba contra la playa… y
allí, en medio de los árboles, elegimos el
lugar para hacer
la capillita (…). Así dijo y cuando él decía “hacelo así”,
había que hacerlo así. (Nota - Está hablando de “El
Barranco”, la casa de campo
de Michelizzi, que estaba en
Villa Argentina, y cuyo jardín contenía a “El
Águila”).
<<…Él quería las cosas siempre
más grandes de lo que
podía. En ese momento se me vino a la mente la
posibilidad
de que quisieran hacer un altar adentro, así que me dije:
– Yo la hago grande y después ellos que
hagan adentro lo
que quieran” de modo que hice una habitación de cuatro
metros
por cuatro y con techo a cuatro aguas. Cuando él
volvió -porque vivía en Buenos
Aires con su verdadera
esposa- y se encontró con la habitación pronta, le gustó
y
me pidió que le abriera una arcada a un costado y le
agregara un dormitorio…
Lo hice tal como me había
pedido… Se imaginó entonces que era un buen sitio
para
recibir amigos y quiso una cocinita y un baño… También se
los hice. Cuando
el edificio estuvo pronto se quedó un largo
rato mirándolo en silencio. Después
me dijo:
–“Que te parece, Torres, si ahora me
haces un águila
encima?
–¿Una qué? -le contesté anonadado.
–Un águila… y recubierta de piedras,
para que parezcan
plumas…Y se fue.
En una construcción que tenía más
de escultura que de
arquitectura, armé sobre el techo a cuatro aguas una
especie de molde de madera con la forma de la cabeza de
un águila, lo forré por
dentro con piedra, desplegué el
hierro y volqué el hormigón. Dejé que fraguara
y, al retirar la
madera ¡allí estaba el águila!”
En ese momento la expresión de Juan
Torres era de
enorme felicidad. Parecía estar mirando dentro de sí una
visión
que le devolvía juventud y energía.
–Como el águila era hueca -continuó
rememorando- saqué
una escalerita de ladrillos desde un costado del bañito y
construí encima una especie de camarote con ventanas al
frente y los lados y
una puerta de salida a lo que era la
parte superior del pico curvo. Cuando
Michelizzi vio aquello
quedó encantado, porque sobresalía por encima de las
copas de los árboles y desde allí se tenía una vista
asombrosa de toda la
Ensenada de Santa Rosa, como le
llamaban a este lugar.
–Entonces le gustó tanto que me pidió:
“Ahora, Torres,
quiero que abajo me hagas un bote”.
–¿Un qué?…-le pregunté desesperado.
–Un bote, una barca… ¿entendés?
Y se fue otra vez, convencido de que
yo, de alguna manera,
me las iba a arreglar para cumplir con su deseo…Y lo
hice.
Le hice la barca que me pedía con bloques y hormigón (…)
Yo me
entusiasmaba con las cosas que se le ocurrían,
aunque sabía que después iba a
llorar para llevarlas a cabo.
–Bajo mi dirección y con la habilidad
y buena voluntad de la
gente que trabajaba para mi, fue modelada la forma de la
borda. El piso de la imaginaria embarcación se convirtió en
una gran terraza a
la que se accedía por una puerta que
abrimos en la garganta del águila. Una
escalerita de
ladrillos descendía desde esa terraza hasta las entrañas del
utilizó como bar. Tenía dos ventanitas en forma de ojo
desde las que uno miraba hacia afuera y veía sólo mar, lo
que daba la sensación de estar embarcado. La proa
terminaba en dos agujas de hormigón, que simulaban la
boca abierta de un delfín. Rudi Wolmut, un pintor polaco
que trabajaba en el Hotel Planeta, decoró las paredes del
bar con tiburones y toda clase de bichos marinos y pintó las
piedras con tanto realismo que parecían plumas de
verdad……..>>. (Libro de Infantozzi).
(Casa "EL BARRANCO", en cuyo jardín estaba El Águila).
DESPUÉS DE MICHELIZZI
DESPUÉS DE MICHELIZZI
El empresario italiano murió en 1953, con 54 años.
Pero Juan Torres, que ya era un destacado vecino del Balneario, siguió
trabajando y creando.
Tuvo una actuación importante como “Presidente de la
Comisión Municipal Pro Transformación de Espacios Libres y Reforestación de
Atlántida”.
Fue el principal propulsor de la construcción, en 1977,
del "Parque Infantil" de Atlántida, actual Zoológico Municipal.
También tuvo que ver con la construcción del edificio
Atalaya, donde instaló por un tiempo su oficina de trabajo.
En el verano del año 1976 se realizó en el Parque de AGADU
una Expo-Feria que tuvo mucho éxito y continuó realizándose por varios años
más. Juan Torres fue el encargado de dirigir la construcción de los stands de
la primera Expo-Feria. Después la misma se trasladó a las calles del balneario y :
<<….A lo largo de las diferentes ediciones del evento, el acervo
ornamental de la ciudad se incrementó en base a la incorporación de distintos
monumentos, como por ejemplo el busto de Artigas (1977); o las placas en
monumentos de homenaje a países vecinos colocadas en la rambla de la playa
Mansa al término de las calles N° 12, 10 y 8, que fueron bautizadas con los
nombres de las repúblicas de Argentina, Brasil y Paraguay
respectivamnte…>> (libro de Bonsignore). En todas estas realizaciones
estuvo la mano de Juan Torres.
También Juan Torres fue el director general de obras,
durante la construcción de la “Plaza de los Fundadores”, una idea que planteó
el Rotary Club de Atlántida. El proyecto lo hizo el Arq. Casal Rocco, y el
constructor Pedro Forni, lo llevó a cabo. El diseño de los jardines fue del
Arq. González Gatti y la iluminación de Miguel Iraola. El 7 de diciembre de
1977 se inauguró esta obra. (Bonsignore).
El mismo día se inauguró la “Plaza de la Madre”, que
fue iniciativa del Club de Leones. Allí se instaló el monumento creado por el
escultor Juan Pedro Morra. Juan Torres dirigió las obras y él, junto al
Intendente y al Jefe de Policía, descubrieron la escultura, que hasta entonces
había permanecido cubierta por una tela.
Al respecto –y para finalizar- recuerdo una anécdota
que nos contó un vecino de la “Plaza de la Madre”. Dicen que Torres iba todos los días a controlar las obras y los
conocidos que pasaban le gritaban, bromeando…. “¿Qué tendrás ahí abajo, Juan?”
Lo que había allí abajo era el “Monumento a la Madre”.
***
Habría mucho más para contar sobre la actuación de
este hombre singular, cuyas obras han quedado entre nosotros y muchas veces no
se sabe que él tuvo que ver en ello.
Ojalá esta crónica cumpla con el propósito de
recordarlo y recuperar apenas parte de su legado.
Una cosa más. Atlántida le debe a Juan Torres el tener
una calle con su nombre. Sería un acto
de
justicia.
WILSON MESA, octubre 2018
justicia.
WILSON MESA, octubre 2018
Nota de
redactor – “La
Quimera” -de la cual El Águila es una parte- se empezó a construir en 1945 y se
terminó en 1948. En la entrevista de Infantozzi se deslizan dos errores
de “nacionalidad”: 1- Natalio
Michelizzi era nacido en Calabria, no en Nápoles. // 2 - Rudy Wolmut, el pintor
que decoró el interior del barco, era austríaco, según lo afirma
Juan Manuel Gutiérrez Laplace, en su libro sobre Atlántida.
Otra precisión necesaria, es que, en
entrevista que le realizáramos a dos nietos de Marcela Benincampi, Alberto y
Susana Lastreto, ellos sostuvieron la idea de que en realidad la punta de La Quimera, representaba
un mascarón de proa de barco vikingo con dos espolones. Esto dejaría de lado la
teoría de la cabeza de delfín.
***
Fuentes de Información
_
Libro “Cuentos de viento
y de mar – Historias de Atlántida”, de Rosario Infantozzi.
Libro “Atlántida,
Historia, Imágenes y Personalidades, a cien años de su creación”, de Federico
Bonsignore.
Libro “Atlántida Centenaria - Guía Turística, Histórica y
Cultural”, de Arinda González Bo.
Imágenes – 3 fotografías
proporcionadas por Elizabeth Torres Lozano. Otras son extraídas de Internet.
Artículo publicado en la Revista CENTRO, N°109, octubre de 2018
1 comentario:
Mi querido Juan, cómo nos reiamos con Jorge, Eliza, Alba mi hermana y todo el grupete de amigos que eramos de tu hija. Un gran tipo. Un abrazo grande allí dónde te encuentres
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