TORMENTAS EN LA ISLA
Crónicas de Atlántida
Fotografía de Diego Nogueira _ octubre 2012
Al ver esta imagen -impactante-, de la “Isla de la
Sirena” tapada enteramente por el agua, y de la cual sólo emerge la caseta
existente allí, durante una tormenta reciente, recordé algunas lecturas y
entrevistas de vecinos de Atlántida, que hacían descripciones de situaciones
similares. Esta imagen parece dar por tierra con el conocido dicho popular, “tormentas, eran las de antes”.
Sin duda que siempre hubo, en la
costa atlantidense, temporales que cambiaron el aspecto de las barrancas y
dunas; arrasaron con muelles de madera que intentaban ser atracaderos de barcas
y yates; barrieron de la playa paradores como “El Pacú”; voltearon árboles y,
por supuesto, taparon la “Isla de la Sirena” sumergiéndola por días enteros.
En el libro de Rosario Infantozzi, “Cuentos de viento
y de mar_ Historias de Atlántida”, (1998), se pueden encontrar testimonios
sobre grandes temporales y sudestadas, contados por personas que las presenciaron,
o que tuvieron referencias sobre esos eventos climáticos de boca de sus padres.
Cito solo un ejemplo: En la
entrevista que Infantozzi le hace a Juan Enrique Fabini, (sobrino de J.P.
Fabini, uno de los fundadores del balneario), hablando sobre las posibilidades
de construir un puerto entre la punta “Piedras Negras” y la “Isla de la Sirena”,
el entrevistado dice lo siguiente: <<….he oído que quieren
hacer un puerto allí. ¡No tienen idea de
lo que dicen! En el rincón de la manzana cero hubo un muelle, allá por el año 1935.
Era un muelle de madera con una grúa porque las embarcaciones deportivas no se
dejaban en el agua, sino que se sacaban. Era una forma de darle posibilidades a la gente que
tenía yates, pero no era un puerto. En 1940 se abandonó, porque un temporal lo
arrancó de cuajo y lo enterró en la arena cerca de El Águila ..... no hay
ningún puerto que pueda aguantar cuando venga el temporal>>.
Y en otra parte de la misma entrevista, J.E.
Fabini, cuenta: <<.…Mira la Isla, no más,
cómo se tapa. Una noche estuvimos seis autos alumbrándola con los faros porque
se habían quedado atrapados cuatro pescadores allí, en medio de una tormenta.
En la isla hay una caseta construida sobre pilares justamente pensando en que
pudiera servir de refugio durante un temporal. Esa noche de la isla sólo se
veían los palos y la caseta, pero no sabíamos si la caseta aquella iba a
aguantar. Hubo que esperar a que amaneciera para que el botero Lindolfo de
Armas, que era una fiera remando, los fuera a buscar. Ese fue el primer
salvavidas que tuvo la piscina del Country. ¡Era una cosa bárbara lo que remaba
y nadaba ese hombre! Puso el bote arriba de la isla para poder embarcarlos y
traerlos de vuelta….>>.
Para mejor comprensión de aquellos
lectores que no viven aquí, digamos que la llamada “Isla de la Sirena” es un
islote de roca granítica que está a muy poca distancia de la costa, frente a la
punta que separa la playa Mansa de la Brava. El islote está enteramente
desprovisto de vegetación y actualmente es un refugio de gaviotas que tienen
allí su “paradero”, crían sus pichones y se mantienen alejadas de la presencia
de los humanos, pero no tan lejos como para no poder llegar rápidamente a la
costa a recoger desperdicios de la pesca de los aficionados y de los pescadores
artesanales.
Según cuentan los lugareños más
añosos la “Isla de la Sirena” era considerada un muy buen pesquero por los
aficionados a ese deporte-entretenimiento, desde los primeros tiempos del
Balneario. Y había “boteros” que se ocupaban de llevarlos hasta allí y después
ir a buscarlos para regresar a tierra firme. Allá por la década del cuarenta a
un grupo de ellos se le ocurrió hacer construir unas plataformas de hormigón
apoyadas en pilotes, y una caseta (o casilla), un poco más alta, que sirviera
como refugio en caso de que algún temporal sobreviniera sin que hubiera tiempo
de salir del islote.
La obra estuvo a cargo del
constructor Don Antonio Astaldi; y los agujeros en la piedra dura, para
levantar los pilares de las plataformas y de la caseta, fueron hechos por Don Felipe
Lozano. Relacionado con esto, en una entrevista que realizamos a la Sra. Nelly
Lozano en el año 2011, ella nos contaba lo siguiente: <<Mi padre, (Felipe
Lozano) era de Rivera y trabajó desde chico en las Minas de Corrales (minas de
oro); allí aprendió el oficio de barrenero, para hacer agujeros en la piedra
con dinamita. Cuando se vino con la
familia a vivir aquí, en el año 40, era el único barrenero que había en toda la
zona….>>.
Cabe consignar que, observando con
detenimiento el islote, aún se pueden ver los restos de los pilares a lo largo
del mismo; eso sí las plataformas desaparecieron destruidas por los temporales.
Consultado el Arq. Walter González López, por el suscrito, él comenta al
respecto lo siguiente: <<Te cuento lo que yo sé por
relatos de mi padre y mi tío Yaí, es que todos esos pilares sostenían las
respectivas plataformas, (similares al pesquero del banco cercano a la “Piedra
Lisa”), y eran usados precisamente por pescadores. La casilla fue construida
como refugio de pescadores que eran sorprendidos por un temporal o sudestada
fuerte y el bote no podía o demoraba en ir a buscarlos. Mi padre fue gran
usuario de ese pesquero y más de una vez debió guarecerse en la casilla de la
Sirena. Supongo que también habrá servido de apoyo y resguardo de los que
construyeron las plataformas. Yo llegué a ver las plataformas y por supuesto
gente pescando, creo que data de 1940. Hace mucho que sucesivos temporales
fueron destruyendo esas construcciones. Hoy casi no existen…..>>.
Finalmente, se podría decir que, más allá de ser un atractivo más de nuestras costas y un hábitat natural de gaviotas, gaviotines y demás aves marinas, la “Isla de la Sirena”, podría llegar a ser uno de los puntos de apoyo para un posible puerto deportivo. Según numerosos estudios realizados, desde muchos años atrás y hasta ahora, se ha llegado a la conclusión que el mejor lugar para la ubicación del mencionado puerto deportivo sería precisamente allí.
Y, sin ánimo de abrir ningún
debate sobre el tema, transcribo lo siguiente: <<Año 2011 _ <<….Un
estudio realizado por la Universidad de la República aconsejó a la Dirección
Nacional de Hidrografía, del M.T.O.P., la construcción del puerto deportivo de
Atlántida, en la zona comprendida entre la Isla de la Sirena, frente a las
playas Brava y Mansa y la costa. Las obras incluirían un puente que uniría
ambos sectores. El Director Nacional de Hidrografía, Jorge Camaño, aseguró que
es un proyecto atractivo y de importante rentabilidad financiera. Se proyecta
un muelle con 170 a 180 amarras que comprendería, además, un área para la
inversión inmobiliaria. El proyectado puerto deportivo se incorporaría, así, a
la cadena náutica que comprende Higueritas en Nueva Palmira, Carmelo, Colonia,
Riachuelo, Santa Lucía, Buceo y Piriápolis…”Esto tiene ventajas ambientales
importantes porque no se altera la corriente litoral, por lo que no habría
ninguna afectación a las playas que para nosotros es lo más importante en un
balneario como Atlántida”, aseguró Camaño. INVERSIÓN - Un puerto deportivo de
170 a 180 amarras demandaría entre 50 y 60 millones de dólares para su
construcción. Estas cifras no están contempladas en el presupuesto del Estado,
por lo que será propuesto a la iniciativa privada. “Como inversión privada en
régimen de concesión de obra pública, bajo los nuevos contratos de
Participación Pública y Privada o alguna nueva modalidad en la cual los
privados se hagan cargo de los riesgos de inversión y ejecución, para lo cual
se realizará un llamado público”, explicó el Director de Hidrografía…. >>
(fuente_Visión Marítima, Prensa Digital, Jueves 29 de
Diciembre de 2011).
En relación con este tema del
puerto, es conocido que el M.T.O.P. posee frente a ese lugar un
predio libre de edificaciones, de 13.530 metros cuadrados, que está ubicado
frente a la Prefectura de Canelones (en Atlántida), y que son restos de la ya
mítica “Manzana Cero”, dejada libre, expresamente, por los fundadores del
Balneario al diseñar los planos del casco viejo, para la eventual construcción
de un puerto con el que muchas generaciones de atlantidenses han soñado. El
Ministerio ofrecería ese predio como “anzuelo” para el inversor privado que
construyera el puerto deportivo, para levantar un hotel cinco estrellas con
casino incluido, además de los edificios propios de una terminal marítima. La
llamada “Manzana Cero” tiene una historia propia, muy interesante, de la que he
hablado en una crónica anterior. (Ver revista
CCIFA, octubre/2012, link
http://www.ccifa.com.uy/images/stories/revista_ccifa/2012-37-ccifa-octubre.pdf).
Pero, volviendo a la “Isla de la
Sirena”, y para finalizar, digamos que tal vez ha dejado de ser un “pesquero de
culto” para los aficionados, pero sigue estando ahí, emergiendo de las aguas
del Río de la Plata, capeando las sudestadas con la firmeza de su roca
granítica; y siendo motivo de historias reales y alguna leyenda mitológica también,
como su nombre mismo lo insinúa.
Wilson Mesa _ mayo de 2016
Fuentes de
información _ Libro
“Cuentos de viento y de mar”, de Rosario Infantozzi.
Entrevista a
Nelly Lozano, con Olga Píriz y Arinda González Bo, año 2011.
Mails del
Arq. Walter González López, consultado en 2016.
Imágenes_ Fotografía de Diego Nogueira,
(de la Isla cubierta por el agua).
Fotografías
de Arinda González Bo, (de la Isla mostrando los antiguos pilares).Artículo publicado en la Revista del Centro Comercial de Atlántida (CCIFA), Nº 81 de junio / 2016.
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