16/7/16

TORMENTAS EN LA ISLA

 TORMENTAS  EN  LA  ISLA 

Crónicas de Atlántida


                              Fotografía de Diego Nogueira _ octubre 2012

Al ver esta imagen -impactante-, de la “Isla de la Sirena” tapada enteramente por el agua, y de la cual sólo emerge la caseta existente allí, durante una tormenta reciente, recordé algunas lecturas y entrevistas de vecinos de Atlántida, que hacían descripciones de situaciones similares. Esta imagen parece dar por tierra con el conocido dicho popular, “tormentas, eran las de antes”.
Sin duda que siempre hubo, en la costa atlantidense, temporales que cambiaron el aspecto de las barrancas y dunas; arrasaron con muelles de madera que intentaban ser atracaderos de barcas y yates; barrieron de la playa paradores como “El Pacú”; voltearon árboles y, por supuesto, taparon la “Isla de la Sirena” sumergiéndola por días enteros.
En el libro de Rosario Infantozzi, “Cuentos de viento y de mar_ Historias de Atlántida”, (1998), se pueden encontrar testimonios sobre grandes temporales y sudestadas, contados por personas que las presenciaron, o que tuvieron referencias sobre esos eventos climáticos de boca de sus padres. Cito solo un ejemplo: En la entrevista que Infantozzi le hace a Juan Enrique Fabini, (sobrino de J.P. Fabini, uno de los fundadores del balneario), hablando sobre las posibilidades de construir un puerto entre la punta “Piedras Negras” y la “Isla de la Sirena”, el entrevistado dice lo siguiente:  <<….he oído que quieren hacer un puerto allí.  ¡No tienen idea de lo que dicen! En el rincón de la manzana cero hubo un muelle, allá por el año 1935. Era un muelle de madera con una grúa porque las embarcaciones deportivas no se dejaban en el agua, sino que se sacaban. Era una  forma de darle posibilidades a la gente que tenía yates, pero no era un puerto. En 1940 se abandonó, porque un temporal lo arrancó de cuajo y lo enterró en la arena cerca de El Águila ..... no hay ningún puerto que pueda aguantar cuando venga el temporal>>. 
Y en otra parte de la misma entrevista, J.E. Fabini, cuenta: <<.…Mira la Isla, no más, cómo se tapa. Una noche estuvimos seis autos alumbrándola con los faros porque se habían quedado atrapados cuatro pescadores allí, en medio de una tormenta. En la isla hay una caseta construida sobre pilares justamente pensando en que pudiera servir de refugio durante un temporal. Esa noche de la isla sólo se veían los palos y la caseta, pero no sabíamos si la caseta aquella iba a aguantar. Hubo que esperar a que amaneciera para que el botero Lindolfo de Armas, que era una fiera remando, los fuera a buscar. Ese fue el primer salvavidas que tuvo la piscina del Country. ¡Era una cosa bárbara lo que remaba y nadaba ese hombre! Puso el bote arriba de la isla para poder embarcarlos y traerlos de vuelta….>>.

               

Para mejor comprensión de aquellos lectores que no viven aquí, digamos que la llamada “Isla de la Sirena” es un islote de roca granítica que está a muy poca distancia de la costa, frente a la punta que separa la playa Mansa de la Brava. El islote está enteramente desprovisto de vegetación y actualmente es un refugio de gaviotas que tienen allí su “paradero”, crían sus pichones y se mantienen alejadas de la presencia de los humanos, pero no tan lejos como para no poder llegar rápidamente a la costa a recoger desperdicios de la pesca de los aficionados y de los pescadores artesanales.

Según cuentan los lugareños más añosos la “Isla de la Sirena” era considerada un muy buen pesquero por los aficionados a ese deporte-entretenimiento, desde los primeros tiempos del Balneario. Y había “boteros” que se ocupaban de llevarlos hasta allí y después ir a buscarlos para regresar a tierra firme. Allá por la década del cuarenta a un grupo de ellos se le ocurrió hacer construir unas plataformas de hormigón apoyadas en pilotes, y una caseta (o casilla), un poco más alta, que sirviera como refugio en caso de que algún temporal sobreviniera sin que hubiera tiempo de salir del islote.
La obra estuvo a cargo del constructor Don Antonio Astaldi; y los agujeros en la piedra dura, para levantar los pilares de las plataformas y de la caseta, fueron hechos por Don Felipe Lozano. Relacionado con esto, en una entrevista que realizamos a la Sra. Nelly Lozano en el año 2011, ella nos contaba lo siguiente: <<Mi padre, (Felipe Lozano) era de Rivera y trabajó desde chico en las Minas de Corrales (minas de oro); allí aprendió el oficio de barrenero, para hacer agujeros en la piedra con dinamita.  Cuando se vino con la familia a vivir aquí, en el año 40, era el único barrenero que había en toda la zona….>>.
Cabe consignar que, observando con detenimiento el islote, aún se pueden ver los restos de los pilares a lo largo del mismo; eso sí las plataformas desaparecieron destruidas por los temporales. Consultado el Arq. Walter González López, por el suscrito, él comenta al respecto lo siguiente: <<Te cuento lo que yo sé por relatos de mi padre y mi tío Yaí, es que todos esos pilares sostenían las respectivas plataformas, (similares al pesquero del banco cercano a la “Piedra Lisa”), y eran usados precisamente por pescadores. La casilla fue construida como refugio de pescadores que eran sorprendidos por un temporal o sudestada fuerte y el bote no podía o demoraba en ir a buscarlos. Mi padre fue gran usuario de ese pesquero y más de una vez debió guarecerse en la casilla de la Sirena. Supongo que también habrá servido de apoyo y resguardo de los que construyeron las plataformas. Yo llegué a ver las plataformas y por supuesto gente pescando, creo que data de 1940. Hace mucho que sucesivos temporales fueron destruyendo esas construcciones. Hoy casi no existen…..>>. 

                        

Finalmente, se podría decir que, más allá de ser un atractivo más de nuestras costas y un hábitat natural de gaviotas, gaviotines y demás aves marinas, la “Isla de la Sirena”, podría llegar a ser uno de los puntos de apoyo para un posible puerto deportivo. Según numerosos estudios realizados, desde muchos años atrás  y hasta ahora, se ha llegado a la conclusión que el mejor lugar para la ubicación del mencionado puerto deportivo sería precisamente allí.
Y, sin ánimo de abrir ningún debate sobre el tema, transcribo lo siguiente: <<Año 2011 _ <<….Un estudio realizado por la Universidad de la República aconsejó a la Dirección Nacional de Hidrografía, del M.T.O.P., la construcción del puerto deportivo de Atlántida, en la zona comprendida entre la Isla de la Sirena, frente a las playas Brava y Mansa y la costa. Las obras incluirían un puente que uniría ambos sectores. El Director Nacional de Hidrografía, Jorge Camaño, aseguró que es un proyecto atractivo y de importante rentabilidad financiera. Se proyecta un muelle con 170 a 180 amarras que comprendería, además, un área para la inversión inmobiliaria. El proyectado puerto deportivo se incorporaría, así, a la cadena náutica que comprende Higueritas en Nueva Palmira, Carmelo, Colonia, Riachuelo, Santa Lucía, Buceo y Piriápolis…”Esto tiene ventajas ambientales importantes porque no se altera la corriente litoral, por lo que no habría ninguna afectación a las playas que para nosotros es lo más importante en un balneario como Atlántida”, aseguró Camaño. INVERSIÓN - Un puerto deportivo de 170 a 180 amarras demandaría entre 50 y 60 millones de dólares para su construcción. Estas cifras no están contempladas en el presupuesto del Estado, por lo que será propuesto a la iniciativa privada. “Como inversión privada en régimen de concesión de obra pública, bajo los nuevos contratos de Participación Pública y Privada o alguna nueva modalidad en la cual los privados se hagan cargo de los riesgos de inversión y ejecución, para lo cual se realizará un llamado público”, explicó el Director de Hidrografía…. >> (fuente_Visión Marítima, Prensa Digital, Jueves 29 de Diciembre de 2011).

En relación con este tema del puerto, es conocido que el M.T.O.P. posee frente a ese lugar un predio libre de edificaciones, de 13.530 metros cuadrados, que está ubicado frente a la Prefectura de Canelones (en Atlántida), y que son restos de la ya mítica “Manzana Cero”, dejada libre, expresamente, por los fundadores del Balneario al diseñar los planos del casco viejo, para la eventual construcción de un puerto con el que muchas generaciones de atlantidenses han soñado. El Ministerio ofrecería ese predio como “anzuelo” para el inversor privado que construyera el puerto deportivo, para levantar un hotel cinco estrellas con casino incluido, además de los edificios propios de una terminal marítima. La llamada “Manzana Cero” tiene una historia propia, muy interesante, de la que he hablado en una crónica anterior. (Ver revista CCIFA, octubre/2012, link
http://www.ccifa.com.uy/images/stories/revista_ccifa/2012-37-ccifa-octubre.pdf).

Pero, volviendo a la “Isla de la Sirena”, y para finalizar, digamos que tal vez ha dejado de ser un “pesquero de culto” para los aficionados, pero sigue estando ahí, emergiendo de las aguas del Río de la Plata, capeando las sudestadas con la firmeza de su roca granítica; y siendo motivo de historias reales y alguna leyenda mitológica también, como su nombre mismo lo insinúa.
                                                             Wilson  Mesa _ mayo de 2016

                        
  
Fuentes de información _ Libro “Cuentos de viento y de mar”, de Rosario Infantozzi.
                                        Entrevista a Nelly Lozano, con Olga Píriz y Arinda González Bo, año 2011.
                                        Mails del Arq. Walter González López, consultado en 2016.
Imágenes_ Fotografía de Diego Nogueira, (de la Isla cubierta por el agua).
Fotografías de Arinda González Bo, (de la Isla mostrando los antiguos pilares).

 Artículo publicado en la Revista del Centro Comercial de Atlántida (CCIFA), Nº 81 de junio / 2016.

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