LUIGI ISOLINI – DE ITALIA VINO Y NUNCA VOLVIÓ
Crónicas de
Atlántida por Wilson Mesa
La historia de las distintas comunidades se nutre con el hacer de hombres y mujeres que han vivido en ellas a lo largo del tiempo.
Todos han puesto su granito
de arena para lograr el progreso de su lugar y todos a su vez tienen su propia
historia personal. La población de Atlántida -como muchas regiones del Uruguay-
se fue nutriendo de personas emigrantes, que llegaron aquí en busca de trabajo
y un lugar para vivir con tranquilidad. Entre los que vinieron a estas costas
se destacaron por el número, los italianos, pero también hubo de otras
nacionalidades, españoles, suizos, austríacos, húngaros, rusos, alemanes, etc..
Esta vez quiero contarles
sobre uno de ellos: Luigi Isolini.
EL ORIGEN
Luigi Isolini Menis nació el 18 de diciembre de 1905 en Italia, en el pueblo de Artegna, de la región del Friuli. Esta región se encuentra al noreste de Italia, recostada en los Alpes tiene frontera con Austria y Eslovenia.
Su madre se llamaba Doménica
Menis y su padre Calisto Isolini.
Eran cinco hermanos; tres de
un primer matrimonio de Doménica -María, Fioravanti y Serena-; luego la madre
enviudó y se casó con Calisto Isolini, de cuyo matrimonio nacieron Aurora y
Luigi (el menor).
LOS ESTUDIOS Y EL TRABAJO
Luigi hizo la escuela primaria completa en Artegna y cuando el maestro fue a su casa para que lo mandaran al Liceo porque era muy buen alumno escolar, la madre dijo que no, que tenía que trabajar para ayudar al sustento de la familia.
Fue así
que a los 14 años se unió a un grupo de friulanos que iban a Roma a construir
dos grandes edificios sobre la Vía Apia. En esas obras importantes fue que
aprendió el oficio de albañil; estuvo 4 años en Roma y a los 18 lo llamaron al servicio
militar italiano (Servizio di leva). Observemos que de ahí surge la palabra
“leva” que se utilizó mucho en Uruguay durante las guerras civiles, como
sinónimo de llevar gente a la fuerza a pelear por el ejército gubernista.
Luigi hizo
el servicio militar de un (1) año y volvió a su pueblo, Artegna. Pero la
situación económica de la familia se había vuelto muy difícil y su madre (Doménica)
le dijo que tenía que emigrar a América.
El muchacho se fue a Génova
y tomó un barco para Argentina, donde ya estaba una de sus hermanas con el
esposo, en Tandil. En ese momento, 1924, Luigi tenía 19 años. Hace un siglo de
ese hecho.
Allí vivió 11 años y trabajó
fundamentalmente en empresas de construcción, una de las obras que Luigi
recordaba siempre fue el edificio del Banco Nación, en Tandil.
Pasado
el tiempo, como tenía a su hermana Aurora y el esposo, Alberto Facini, con una
hija de 3 años, ya viviendo en La Chinchilla (Uruguay), ellos le pidieron que
se viniera para ayudarles con el trabajo de la viña.
Recordemos que eran cinco hijos
en total. Pues bien, cuatro de estos hermanos emigraron a América: María se
vino a Argentina; Fioravanti eligió Brasil y, como ya mencioné, Aurora vino a
la zona de La Chinchilla, en Canelones, donde terminó uniéndosele, Luigi, en el
año 1935. Solamente Serena quedó en Italia.
LOS COMIENZOS EN ATLÁNTIDA
En Atlántida ya vivía un paisano suyo, friulano, Luigi Deana. Se conocieron y Deana, que tenía una empresa constructora, lo invitó a trabajar con él. Fue así que Isolini se instaló definitivamente en esta zona, trabajando como “Capataz de Obra”.
En el año 1947 conoció a
Solana Pegorraro y se casaron ese mismo año. El matrimonio tuvo dos hijas, Elsa
y Elena.
Solana
provenía de una familia señera de Estación Atlántida. Sus abuelos, Giuseppe
Pegorraro y María Marotto habían venido de Italia y abierto un almacén-pulpería
en la zona de la Estación de ferrocarril; ese local todavía existe, está ubicado
justo detrás de la casa solariega de Mario Ferreira.
Los padres fueron Bautista
Pegorraro y Solana Álvarez. Una de sus hermanas, Petrona Pegorraro, fue la
esposa del ya legendario panadero, Andrés Picardo, del “Pueblito de la
Estación”
Si bien
Luigi Isolini había emigrado de Italia pensando en trabajar duro y ahorrar
dinero para poder volver a su patria, nunca pudo cumplir ese propósito. Y
después de formar su propia familia ya sus planes cambiaron; de ahí lo del
título: “De Italia vino y nunca volvió”.
LAS OBRAS EN LAS QUE TRABAJÓ
Construcción del Cine Atlántida.
Isolini trabajó siempre como “Capataz de Obra”, primero con la empresa de Luigi Deana; después con Pedro Forni y finalmente con Rafael Merlo.
Con el primero construyeron
el Cine Atlántida; el Edificio que actualmente ocupa la Oficina de Turismo; el
Edificio Portofino (en su primera etapa) y muchísimas casas particulares. También
construyeron el Edificio Arcobaleno, en Punta del Este.
Con la empresa de Pedro
Forni trabajó en la “Plaza de los Fundadores”.
Con la empresa de Merlo
construyeron el Edificio Lucania (Av. Artigas y Calle 26) y toda la esquina que
está unida al mismo.
Y, por supuesto, Luigi construyó
su propia casa, a la que llamó “Artegna” como su pueblo natal, dicha residencia
está ubicada en la Calle Diagonal Este casi Calle 5.
Construcción del Edificio Portofino (primera etapa).
RECUERDOS DE LA GUERRA
Los contendientes del bando
contrario eran el Imperio Alemán, el Imperio Austro-Húngaro, el Imperio Otomano
(Turquía), Bulgaria, Irlanda, Sudáfrica, Bielorrusia, Finlandia, Georgia,
Ucrania, Lituania y Polonia.
Fue el conflicto bélico (1914-1918)
tal vez más importante en la historia de la humanidad, especialmente para
Europa, la que nunca volvería a ser igual tras el mismo. Fue considerada como la
guerra más violenta de la historia, causando una cantidad de bajas tan enorme
que cambió la demografía -y la geografía- de Europa para los siguientes años. Y
por supuesto, fue la causa principal de la gran emigración de europeos hacia
distintos países de América
Al
respecto nos dice Elsa Isolini, lo siguiente: <<Papá contaba muchas
anécdotas de la “Grande Guerra”, como le llamaban a la Primera Guerra Mundial.
Fueron tiempos terribles, especialmente para esa zona de Italia. Murieron
muchísimos jóvenes en los enfrentamientos y muchos también congelados en las
trincheras. Pasaban los ejércitos austro-húngaros y arrasaban con toda la
comida que tuvieran, quesos, embutidos, huevos, gallinas, cerdos, etc. La gente
tenía que esconder todo. Pasaban aviones bombardeando. Contaba mi padre que
cayó una bomba en el patio de la casa y milagrosamente no explotó. Los niños
jugaban sobre las montañas de escombros.
Muchos friulanos que lograron regresar del frente sufrieron enfermedades de por vida, reuma, por ejemplo, por pasar metidos en las trincheras entre el barro congelado>>. (Elsa Isolini Pegorraro).
MAS ALLÁ DEL
TRABAJO
Volviendo a la vida uruguaya de Luigi Isolini, debemos recordar que en esta zona se asentaron otras familias de origen friulano, ya que además de los Deana, estaban los Bosca, los Mion, Flebus, Tracogna, De Pin y Facini.
Cuenta Elsa Isolini que, cuando en alguna
oportunidad se juntaban a conversar, entre ellos hablaban en “friulano”, que no
es un dialecto sino un idioma propio, distinto del italiano.
El mayor
pasatiempo de Luigi era la pesca. Llegaba la época de la corvina negra y apenas
podía se iba a las rocas del “Piedra Lisa” o a “los Banquitos”, a pescar. Con
suerte variada, eso sí, como lo muestra una de las fotos.
Otra cosa que Elsa menciona,
es que a su padre le gustaba leer y siempre tenía a mano dos libros especiales
para él: “La Divina Comedia”, de Dante Alighieri y “El Gatopardo”, de
Giuseppe Tomasi di Lampedusa. Pero los leía en español, no en italiano.
Deben saber que, si bien Luigi en su adolescencia no pudo seguir estudiando porque tuvo que trabajar desde los 14 años, siempre tuvo claro que sus hijas, Elsa y Elena, sí lo iban a hacer.
Y las apoyó hasta que ambas
se titularon como Maestras y llegaron a formar sus propias familias.
Luigi Isolini murió el 9 de
junio de 1985, con 79 años y su esposa, Solana Pegorraro, murió en el año 2004.
Wilson Mesa, junio de 2024.
FUENTES
– Datos familiares brindados por Elsa Isolini, apoyada por su hermana Elena.
IMÁGENES
– Fotografías aportadas por la familia Isolini y digitalizadas por Arinda
González Bo.
NOTA - Artículo publicado en la Revista CENTRO, Nº 178 - julio de 2024.
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