11/9/20

LA FAMILIA CALABRIA Y EL GALEÒN

LA FAMILIA CALABRIA Y EL GALEÒN

Crónicas de Atlántida – por Wilson Mesa

 Hay nombres de comercios que permanecen en la memoria colectiva más allá –o a pesar- del tiempo transcurrido y de que ya no existan. Es el caso del Bar y Pizzería EL GALEÒN, que a fines de la década del cuarenta abrió sus puertas en la esquina de las Calles 11 y 22, de Atlántida.

El edificio que albergaba a este establecimiento comercial, con algunas reformas propias de la modernidad, aún se conserva y sirve para los mismos fines, (“Don Vito”).

Fue hecho en el año 1944, por la empresa del constructor Luis Deana y su colaborador, el italiano Luigi Isolini. El primer propietario de este edificio fue el señor Emilio Salgado.

En el verano del año 1949, Edison Ángel Calabria, alquila a Salgado la parte destinada a hotel, el cual comienza a funcionar de inmediato, siendo socia comercial su hermana, María Antonieta Calabria.

Al mismo tiempo, en la parte de abajo ya funcionaba un bar llamado EL GALEÒN, regenteado por Atilio Fantoni. Ese es pues, el origen del nombre del negocio de los Calabria.

Recién en el año 1954, los Calabria compran toda la propiedad y dos años después comienzan a trabajar también el Bar y Pizzería, que siguió llamándose igual y que funcionaría durante más de cuatro décadas, haciéndose muy conocido en las largas temporadas de una muy buena época de Atlántida.

Digamos que todo el establecimiento abría al público solamente en temporada; una temporada larga, eso sí. Comenzaban a abrir solo los fines de semana desde el 25 de agosto al mes de noviembre inclusive.

A partir de diciembre trabajaban todos los días -de corrido- hasta que finalizaba la Semana de Turismo.

Esto fue así durante mucho tiempo; hasta que llegó un momento que, percibiendo que la cantidad de pobladores permanentes aumentaba, decidieron abrir todos los fines de semana del año y todos los días en temporada.

Edison Ángel Calabria González (Tito) gestionaba los dos lugares junto a su hermana Antonieta; mientras que su esposa, María Raquel Horst, y su hermano, Dante Calabria, el Toto –famoso y recordado pizzero-, eran sus colaboradores más directos en el negocio. Es por eso que hablo de “los Calabria”, porque era un emprendimiento familiar al cual después se sumó también Edison Calabria Horst (con catorce años), que es quien ha brindado la mayor parte de la información necesaria para esta crónica.

Es imposible mencionar a todos los empleados que pasaron a lo largo de cuatro décadas, pero mucha gente recuerda a José Luis Mozzo, al que le decìan “Matete”; Miguelito Trigo; el “Pluma” Aguilar; el “Tijereta” Roldán y el “Picho” Rosas. (Pido perdón por los apodos, pero es como popularmente se les conoció de siempre y la mejor manera de identificarlos).

 EL ENTORNO DE EL GALEÒN

En la época de esplendor del hotel y del bar, los comercios más cercanos eran: el Mercedes Hotel (esquina cruzada, cerró en el 60). La Tienda “Maracaná”, de Rómulo González, en la vereda de enfrente, por la Calle 11.

Al lado de El Galeón, por la Calle 22, estaba “La Amistad”, el comercio de Federico Kutscher (tienda y bicicletería); y más adelante por la misma acera estaba la casa de la familia Molinari.

En los albores de la década del 60, Juan Torres construyó enfrente el edificio “Atalaya”.

Mientras que, en el otro costado de EL GALEÒN, donde después estuvo “La Bacha”, era un solar baldío en los primeros tiempos al cual los Calabria utilizaban para depositar algunos elementos en forma transitoria.

El entorno fue cambiando a medida que pasó el tiempo, como es lógico, el Balneario se fue poblando y surgieron nuevos comercios, incluso del mismo ramo, como fueron “Chez Jean”, de Juan Bibiloni; y el restaurante “Oro” de la familia Gutiérrez-Pieroni, ambos ubicados en la zona de Calle 22 y Av. Artigas.

También ya estaba en funciones el restaurante “El Grillo”, de la familia Bermúdez, situado frente a la antigua “Petrolera”, por la Calle 11.

Y ya que mencionamos el bar-subsuelo (“La Petrolera”), atendido por Aparaìn, recordemos que encima y al costado de este lugar icónico, estuvieron la “Carnicería de Marichal” y la fábrica de pastas “La Piccolina”. Un poco más acá se encontraba la “Lechería de Olarán” adonde llegaban los camiones de “Conaprole” a dejar su preciada mercadería.

 En la esquina, frente a EL GALEÒN, estuvo la heladería “Los Pinos”, muy recordada también y que tenía una rockola como “llamador” de consumidores.

Dicen que en determinado momento la preferencia de los lugareños se marcaba por una dupla infaltable: “los helados…de Los Pinos y la muzza…de El Galeón”.

Había lugar para todos y todos trabajaban muy bien durante las largas temporadas de verano. Especialmente las décadas del 50, 60 y 70, fueron muy recordadas por la cantidad de turistas que visitaron estas costas canarias.

También el Casino, muy cerca de allí, constituía un elemento de atracción y proveedor de clientes para los comercios gastronómicos.

 DOS “PRODUCTOS” NOVEDOSOS

EL GALEÒN introdujo por estos lares dos productos que hasta entonces no habían llegado, a saber:

EL Chopp Directo, o cerveza de barril; la trajeron los Calabria como una novedad para la zona, se despachaba directamente con la canillita en vasos grandes y gruesos. La marca era “Doble Uruguaya”.

 EL Chivito – También esta novedad gastronómica fue traída por primera vez a Atlántida por los Calabria. Como ya se sabe el “Chivito” había sido creado por Antonio Carbonaro, propietario del restaurante llamado “El Mejillón”, de Punta del Este, en el año 1946.

Transcribo textualmente la anécdota, porque es muy interesante: << “Señor, ¿tiene carne de chivito?”, consultó en plena madrugada invernal de 1946 una turista –que por su acento pudo haber sido una cordobesa, mendocina o chilena– cuando llegó al restaurante El Mejillón en Punta del Este.

“No, pero usted no se me va sin comer algo”, le respondió el dueño del lugar, Antonio Carbonaro, que vestido de chef improvisó un sándwich en pan caliente enmantecado, con una feta de jamón y un churrasco de lomo a la plancha.

“Muchachos, hemos inventado un plato rápido, al que vamos a llamar ‘chivito’, porque fue lo que solicitó la señora”, dijo a sus empleados el propietario del lugar. No se imaginó que, en realidad, estaba adelante del bocado que más éxitos en venta le daría en su vida.>>. (pagina web Uruguay Natural- https://marcapaisuruguay.gub.uy/).

 

El resto de la historia es conocido por todos. El chivito se convirtió en un plato que tiene un sello indiscutible de la gastronomía popular de Uruguay en el mundo.

Y en Atlántida, cuando los turistas lo encontraron y probaron, fue una “pegada” comercial muy importante. 

 LA EXPANSIÒN EDILICIA

 

En el año 1962 los Calabria compraron un edificio anexo del Mercedes Hotel, que estaba ubicado a mitad de cuadra por la Calle 22.

Allí había nueve habitaciones con baño privado que serviría para expandir el servicio hotelero de EL GALEÒN.

Sin embargo, antes de habilitarse para el hotel, todo ese edificio fue prestado al Liceo Popular de Atlántida para que parte de su alumnado tuviera clases allí, a partir de una gestión del Dr. Alfredo Crisci, primer Director del centro, que era amigo de Edison Ángel Calabria.

El préstamo duró medio año aproximadamente.

Mientras tanto, otra parte del Liceo ya se había instalado en la Calle 12, casi Av. Artigas, donde después funcionaría también la Escuela Técnica de UTU, y que anteriormente habían sido los dormitorios de empleados del Hotel Atlántida. Miren ustedes cómo los hechos se encadenan y se va “armando” la historia de la comunidad.

LA FAMILIA CALABRIA

 

Edison Ángel Calabria González era casado con Marìa Raquel Horst.

Èl tenía tres hermanos: María Antonieta Calabria (su socia); Dante Calabria (Toto) y Magdalena Calabria.

Del hogar de Edison Ángel y María Raquel nacieron: Edison, Adriana y Rossana (mellizas).

A su vez Edison Calabria Horst tiene dos hijos: Andrea y Luis.

Los hijos de Rossana Calabria Horst son: Álvaro y Sebastián.

Los hijos de Adriana Calabria Horst son: Nicolás, Estefanía y Carolina.

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Cuando don Edison Ángel Calabria murió su hermana y socia, María Antonieta, continuó administrando el negocio de la familia hasta el final de sus días. En el año 1991 se cerraron definitivamente las puertas de EL GALEÒN.

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Un apunte - Cuenta Edison Calabria Horst que cuando se jugó el “Mundialito” en Uruguay, en diciembre de 1980, con la participación de los países que habían sido campeones del mundo en fútbol, entre ellos la selección argentina, la familia de Diego Maradona eligió para alojarse al hotel EL GALEÒN de Atlántida.

 CONCLUSIÒN

Así queda -muy brevemente contada- la historia de este emprendimiento comercial que siempre estuvo unido a la familia Calabria, y cuya existencia contribuyó al crecimiento del Balneario como lugar turístico de gran esplendor en su momento.

Al pasar por esa esquina no olvidemos que ahí estuvo EL GALEÒN, donde se sirvieron los primeros “chivitos” de la zona; donde se bebieron los primeros “directos” de cerveza y, donde dicen que se hacían de las mejores pizzas “a la pala” y fainás “al tacho” que los turistas y lugareños supieron degustar por miles.

                                                                        Wilson Mesa, agosto 2020.

Fuentes de información:                                             

 - Se agradece la colaboración especial de: Edison Calabria y sus hermanas.

- Una mención particular para Andrea Calabria, que estableció el nexo mediante mails.

- Contribuyeron los recuerdos de Alfredo Gutiérrez, Elsa Isolini, Triana Silva, Schubert Díaz y Juan Díaz.

IMÀGENES – Fotografías proporcionadas por la familia Calabria y Schubert Díaz. 

Nota - Este artìculo fue publicado en la Revista CENTRO Nº132, de setiembre 2020.

1 comentario:

William dijo...

Buenos días, hermosa historia
familiar, di con el apellido, ya que adquirí recientemente un vehículo del año 80 y en los títulos aparece como primer dueño Edison Luis Calabria Hurst. Lo googlee y me encontré con la historia del galeón. Saludos cordiales William.

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