10/7/20

LA FAMILIA BONALDI Y EL MOTEL PAOLA


Crónicas de Atlántida – Wilson Mesa

El término “Motel” tiene hoy día una connotación que no tenía hace más de cinco décadas, cuando se comenzó a construir sobre la Calle 14 (Roger Balet) una estructura que daría cobijo al MOTEL PAOLA.
Según el diccionario de la RAE, un Motel es <<Un establecimiento de hostelería situado cerca de una carretera que dispone de apartamentos con garaje y entrada independiente para viajeros de paso o estancias de corta duración>>.
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La construcción a la que me refiero se levantó en los terrenos que primero pertenecieron al “Atlántida Hotel”, el cual ocupaba -entre edificio e instalaciones secundarias- casi toda la manzana, pero que luego del año 62 se fue vendiendo en partes.
Allí, en la esquina de las Calles 14 (Roger Balet) y Calle 1 (Natalio Michelizzi), dos emprendedores locales comenzaron a forjar una idea que se basaba sobre todo en una construcción para el turismo: se trataba de un “Motel”, tal vez el primero que se construyó en Atlántida. Esto fue a mediados de la década del 60.

LA MANO DE DIESTE
 El proyecto original era construir pequeños apartamentos de entrada independiente para alquilar a turistas, consistentes en una habitación grande, con baño incluido.
Los socios emprendedores fueron Mario Bonaldi Massa, y su yerno Jorge Bianco. Aprovechando la circunstancia de que Bianco era ingeniero, y amigo personal del también ingeniero Eladio Dieste, se les ocurrió pedirle a éste que hiciera el diseño y los cálculos técnicos necesarios para construir –como esqueleto de la obra- un gran techo.
En realidad fueron nueve techos abovedados unidos, que se sostenían sobre pilares de hormigón en las esquinas y con los correspondientes tensores imprescindibles para sostener toda la estructura.
Es sabido que los techos abovedados diseñados por el Ing. Eladio Dieste tenían siempre la característica de ser sin pilares intermedios, y en eso se basó precisamente la técnica de construcción que lo hizo tan famoso en el mundo.
 
Fotografìa de la primera època.
“COMO TECHOS DE CARRETAS”

Mario Bonaldi Alonso, hijo del constructor -y constructor también èl- aclara que Dieste intervino solamente en esa parte (los techos) y no en el resto de la construcción.
Pero esos techos “como de carretas” –típicos de las obras de Dieste- le dieron a toda la construcción las características originales que hasta hoy se conservan.
Según nos dice Mario Bonaldi Alonso, cada bóveda tiene unos 11 m de largo y 5m de ancho. Cada uno de esos techos albergó dos habitaciones para alquilar, con su baño correspondiente. Una habitación tenía salida hacia el frente y la otra hacia el fondo.
Fueron nueve techos, ocho de los cuales se utilizaron para convertirlos en apartamentos y el que estaba más próximo a la esquina de las Calles 1 y 14, sería la administración del complejo.
En ese mismo lugar de la administración funcionó también un Salón de té, y un Restaurante muy famosos en su época.  Todo el complejo siempre se denominó PAOLA y era administrado por Jorge Bonaldi Alonso, hermano de Mario.
 
Actual - Se ven las vigas que cubren los tensores. 
¿QUÈ ERAN LOS TENSORES?

Un elemento fundamental de la construcción primaria, diseñada por el Ing. Dieste, fueron los mencionados tensores.
Le pregunté sobre ellos a Mario Bonaldi Alonso, y me explicó que son unas varillas de acero muy gruesas (como de 5 cm) que atraviesan horizontalmente, y de punta a punta, los nueve techos, por el frente y por el fondo.  Para soldar tales varillas vinieron obreros especializados, bajo la supervisión del Ing. Dieste.
Estos tensores quedan ocultos por las vigas horizontales de hormigón que completan las paredes de cerramiento en el frente y en el fondo de cada techo-bóveda.
 MOTEL, SALÒN DE TÈ  Y  RESTAURANTE

En el año 1965 ya los primeros hoteles como el “Atlántida Hotel”, el “Mercedes Hotel” y el “Planeta Hotel” habían dejado de funcionar. Solo quedaba el “Hotel Rex”. Pero fueron apareciendo otros servicios de hotelería de menor porte. Entre ellos, el “Paola”, el cual brindó servicios al turismo durante más de treinta años, comenzando en 1965 y cerrando definitivamente el Restaurante en el año 1997.

El origen del nombre PAOLA – Cuenta Mariana Bonaldi, que la denominación provino del nombre de su prima, Paola Bianco Bonaldi, hija de Jorge Bianco y Mireya Bonaldi.

Cuando todo el complejo estaba en funcionamiento, las personas que alquilaban los apartamentos tenían el desayuno incluido. O sea que el PAOLA comenzó brindando este servicio. A continuación se agregó el Restaurante, brindando almuerzo; por la tarde “Salón de té”, y al final del día la cena.
Quien nos confirmó estos datos fue la Sra. Raquel Garcés, una de las empleadas que trabajó como mesera en el Restaurante en las temporadas de verano, durante 12 años consecutivos. Si bien ella era Auxiliar de Servicio en la Escuela Nº 146, apenas terminaban las clases escolares, Raquel comenzaba su “temporada” en el PAOLA, hasta que en los primeros días de marzo volvían las clases.
<<Eran jornadas agotadoras pero muy bien remuneradas. Bajo las órdenes de Jorge Bonaldi, trabajaban tres personas en el salón, ella (Raquel), una prima suya y un mozo de apellido Aguilar. Por otro lado, había mucamas para el servicio en las habitaciones >>.
 
En la barra del PAOLA - Jorge, Raquel, prima y Aguilar.
LA FAMILIA BONALDI
Mario Bonaldi Massa, descendiente de italianos, fue uno de los constructores importantes que hubo en Atlántida y alrededores. Se cuentan por decenas las obras realizadas por su empresa; y entre las más conocidas están: “la casa de Behrens”,(URI); y “la casa de Mailhos” en Atlántida Serena.
El primer Bonaldi se casó con Amanda Alonso y en su hogar nacieron tres hijos: Mario, Mireya y Jorge Bonaldi Alonso.
A su vez, Mario Bonaldi Alonso, (que fue quien me brindó mayor cantidad de información), nació en 1934 y está casado desde hace más de cincuenta años con Ivonne Usabiaga
Jorge Bonaldi Alonso (administrador del PAOLA) se casó con Zunilda Stiglich y tuvieron tres hijos: Daniel, Martín y Mariana Bonaldi Stiglich.
Mireya Bonaldi Alonso se casó con Jorge Bianco (ingeniero, amigo de Dieste) y de esa unión nacieron: Jorge, Paola y Rosina Bianco Bonaldi.
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Cuentan algunas personas memoriosas, que el servicio de té del PAOLA era muy apreciado por lugareños y turistas. Se dice que la gente salía del cine y se venía al salón a tomar un refrigerio, generalmente acompañado de unas delicias que hacía una señora alemana a quien llamaban Gusti, la cual vivía con su hermana donde hoy es la sede de “Caamepa”.
La repostería de estilo alemán se complementaba con unas muy famosas tortas elaboradas por la esposa de Jorge, Zunilda (Nilda) Stiglich.
Hasta aquí resumida, muy esquemáticamente, la historia de una familia, algunos de cuyos integrantes aún están entre nosotros. Pero también la historia de un emprendimiento que fue muy importante en su momento, y que ha quedado en el imaginario colectivo como una seña de identidad patrimonial: el MOTEL PAOLA.
Fotografìa actual - A.G.B.

CONCLUSIÒN


Al ser vendidas las construcciones como propiedad horizontal, el Restaurante PAOLA continuó funcionando. Cuando finalmente cerró sus puertas, el local que ocupaba tuvo varios destinos, hasta convertirse -hoy en día- en la sede de la sucursal “Anda”, de Atlántida.
Pero los “techitos de carreta” están ahí, sobre la Calle Roger Balet, y son un verdadero patrimonio local.

 De izq. a der.- Hèctor Deana - Maño Rodrìguez - Jorge Bonaldi - Mario Bonaldi - Carlos Rìos.
Finalizo esta crónica con palabras de Mariana Bonaldi Stiglich: << Para mí es un honor que se escriba sobre el Paola, fue de mi familia y es parte de mi vida, tengo los mejores recuerdos de mi infancia. Mi papá le dedicó su vida entera a partir del 65 hasta el 97. Èl falleció el 5 de junio de 2018. Fíjate que en una foto de las que te envío, está papá, Raquel Garcés, su prima y Aguilar un mozo entrañable de esa época, están en la barra del Paola. En la otra foto están cinco amigos, Héctor Deana, Manuel Rodríguez (Maño), mi papá, mi tío, y Carlos Ríos…>>. Mariana.
                                                                    WILSON MESA, junio de 2020.
Fuentes de información

Agradezco la colaboración de Mario Bonaldi Alonso, Mariana Bonaldi, Raquel Garcès y Juan Lema.

Imágenes – Las fotografías antiguas fueron proporcionadas por Mariana Bonaldi. Las actuales son de Arinda González Bo.


                                                     Foto actual - De A.G.B.

Artìculo publicado en la Revista CENTRO, Nº130, julio 2020.

8/7/20

CUANDO CHARLES DARWIN ESTUVO EN MINAS

CUANDO CHARLES DARWIN ESTUVO EN MINAS

Hace 188 años un inglés de 23 años, visitó Minas durante tres días. Ese hombre joven y barbado, sería años después un célebre científico, autor de “El origen de las especies”, libro que publicó en 1859; desarrollando una teoría de la evolución de los seres vivos por medio de la selección natural, que causó una verdadera revolución en el conocimiento científico de la época. Su nombre era Charles Darwin.
Minas en aquel entonces -1832- era simplemente “la aldea de Las Minas”, tal como se la nombra en el diario de viaje de Darwin, posteriormente publicado como libro _ “Viaje de un naturalista alrededor del mundo”.
En la descripción de esta visita tan particular podemos encontrar dos versiones; por un lado la de un diario del Centenario (1800-1900) que cuenta el acontecimiento en el momento que ocurrió.
 
Y por otro lado, la versión del propio Darwin al describir su experiencia.
La descripciòn -desde el punto de vista minuano- dice:
“CHARLES DARWIN en MINAS
<<Nos visita un inglés que se lava la cara
Minas, 1832
<<Como otra etapa (quién sabe cuántas) de un periplo que en el próximo lustro lo llevará alrededor del orbe, permaneció durante tres jornadas en la Villa de Minas, un joven naturalista inglés, de frondosa barba e insólitas costumbres (sin duda adquiridas en sus interminables viajes) y la asombrosa habilidad de establecer la dirección de cualquier ciudad o paraje, utilizando un enigmático adminículo.
<<Charles Darwin pasó por esta villa en dirección hacia Aiguá y asombró a sus habitantes.
En el puerto de Maldonado a bordo del navío “Beagle”, lo aguardan sus intrépidos compañeros de aventura.

El joven es un infatigable científico, dedicado al estudio de la fauna, la flora, las condiciones de la tierra, los minerales y canteras, así como las costumbres y formas de vida de los pueblos.
<<Darwin ha declarado su sorpresa ante la inexistencia de bosques en nuestra región, la destreza de nuestros gauchos para el manejo del lazo y la domesticidad y belleza de los avestruces.
Asimismo, reveló su calidad de conocedor insigne de las distintas especies de ofidios venenosos y de los que no lo son.
<<El mismo asombro que demostró Darwin al observar las bellezas naturales de estos parajes, exhibieron los minuanos por los hábitos insólitos del visitante.
El hombre tiene extrañas costumbres, más propias de moros que de cristianos. Como la de lavarse la cara por las mañanas.
<<Pero, ahí no terminan sus peculiaridades, Darwin y sus compañeros ostentan pilosa condición, ya que desdeñan afeitarse mientras están navegando.
Si sus costumbres son curiosas, más lo es un pequeño aparato con aguja imantada que señala la correcta ubicación de cualquier paraje, que el joven inglés utiliza para no perderse en los exóticos lugares que visita.
<<Mediante ese adminículo denominado brújula, puede seguir la correcta dirección, aún en lugares por los que nunca haya pasado o senderos que no haya recorrido jamás.
Darwin accedió, amablemente, a una demostración con la llamada brújula sobre un mapa (señaló sin hesitar la exacta dirección de varias ciudades) y prosiguió viaje hacia Aiguá.>>.
                                                   El navìo HMS BEAGLE
Imaginemos el viaje a caballo de Darwin y sus acompañantes desde el "puerto de Maldonado" donde quedò el "Beagle" hasta la "Aldea de Las MInas", el cual sin duda tuvo que ser a campo traviesa siguiendo aproximadamente lo que hoy dìa son la Ruta 12 y la Ruta 60, atravesando la cuchilla de Ramallo y otros accidentes geogràficos que hay en esa zona.
Como buen cientìfico que era, Darwin iba anotando en su diario de viaje todo lo que observaba en materia de fauna y flora, describiendo sus caracterìsticas y adjuntando dibujos.
Tambièn anotaba las caracterìsticas de las poblaciones que conocìa en el camino y la gente que encontraba.
Es asì que, en el camino de Pan de Azúcar a Minas, anota:
<<Al caer la noche solicitamos permiso para dormir en una estancia. Su propietario es uno de los mayores terratenientes del país, y teniendo en cuenta su condición social, su conversación resultó en cierto modo risible.
 
Expresaron todos un tremendo asombro por el hecho de que la tierra fuera redonda, y se resistían a creer que un pozo, si fuera lo suficientemente profundo, llegaría al otro lado del globo.
Me consultaban si era la tierra o el sol lo que se movía; si hacia el norte hacía más frío o más calor; donde se encontraba España; y muchas otras preguntas similares.>>.
                                                 Charles Darwin ya anciano

El 27 de julio de 1832 Darwin llegó a la aldea de Las Minas y anotó en su diario:
<<El país es tan desolado que apenas cruzamos una única persona en todo un día de viaje>>.
<<Las Minas es aún menos importante que Maldonado; se ubica en una pequeña planicie rodeada de colinas rocosas muy bajas, aunque un habitante de las pampas sin dudas vería en ellas una región alpina>>.
<<Las casas de los alrededores se yerguen en el campo aisladas, sin corrales ni jardines de ninguna especie, como es la costumbre del país, lo que les da un aspecto poco confortable>>.
<<El hecho de que me lavara la cara por la mañana dio muchísimo que hablar en el pueblo de las Minas. Un prominente comerciante me hizo un cuidadoso interrogatorio por causa de costumbre tan singular, y también indagó por qué usaba barba. Me demostró muy grandes sospechas; tal vez sabía de las abluciones practicadas por los mahometanos, y por conocer que yo era herético, probablemente llegó a la conclusión de que todos los heréticos eran feroces turcos.>>.

SOBRE LOS GAUCHOS

<<Los gauchos son sumamente corteses y nunca beben una copa sin invitarnos a que los acompañemos; pero así como nos hacen graciosos saludos, podría decirse que también siempre se hayan dispuestos a acuchillarnos si se presenta la ocasión>>.
<<Dos o tres de los objetos que llevaba encima, especialmente una brújula de bolsillo, despertaban un asombro sin límites.
El hecho de que yo, un forastero recién llegado, pudiera hallar la ruta a lugares para mí desconocidos, despertaba la más viva admiración.
 
Si grande era la sorpresa que en ellos despertaba mi brújula, no menor fue la mía al comprobar tal ignorancia entre gentes que eran dueñas de millares de cabezas de ganado y de enormes estancias.>>.
<<Yo traía entre mis cosas algunos fósforos, y los encendía mordiéndolos; les parecía algo tan portentoso que una persona produjera fuego con los dientes, que era normal que toda la familia se reuniera para verlo. En una ocasión llegaron a ofrecerme un dólar por uno de los fósforos.>>.
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Más allá de lo anecdótico de ambas descripciones, se puede apreciar la mirada del inglés sobre nuestra sociedad en formación.
 
Y la mirada criolla sobre alguien que venía de allende los mares, de un lugar tan lejano que hasta resultaba difícil ubicarlo en el mapa.
Para situarnos mejor en el tiempo conviene recordar que, cuando Darwin estuvo en nuestro territorio, el Uruguay recién había aprobado su primera Constitución.
Recordar que Fructuoso Rivera había sido elegido Presidente, con un sistema electoral muy precario, posponiendo las aspiraciones de Lavalleja.
 
Recordar que en el mes anterior a la llegada de Darwin a Minas había muerto en Yacare-Cururú, a manos de los charrúas, Bernabé Rivera, sobrino de “Frutos”.
Ambos habían iniciado en Salsipuedes, el 11 de abril de 1831, un exterminio sin cuartel de los indígenas y éstos se tomaron venganza con “Bernabelito”, que así llamaba el entonces Presidente de la República a su sobrino.

Si nos hacemos una idea del estado de “civilización” en que se encontraba la sociedad oriental, no pueden extrañarnos las opiniones de Darwin sobre las gentes que conoció en su visita. Son como fotografías de un momento histórico, nada más que eso.
Y finalmente, el hecho de que los minuanos de aquel entonces no conocieran la brújula y la vieran como un objeto casi mágico, me recuerda los relatos de Gabriel García Márquez en “Cien años de soledad”, cuando los gitanos aparecían cada año con un invento nuevo de la civilización, dejando maravillados a los habitantes de Macondo.
Después de todo, entre Minas y Macondo también había similitudes. Miren si no.

Autor - WILSON MESA
                              Maqueta del HSM BEAGLE, en el museo de la casa de Darwin, en Kent.

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