Crónicas
de Atlántida – Wilson Mesa
El término “Motel” tiene hoy día una connotación que
no tenía hace más de cinco décadas, cuando se comenzó a construir sobre la
Calle 14 (Roger Balet) una estructura que daría cobijo al MOTEL PAOLA.
Según el diccionario de la RAE, un Motel es <<Un
establecimiento de hostelería
situado cerca de una carretera que dispone de apartamentos con garaje y entrada
independiente para viajeros de paso o estancias de corta duración>>.
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La construcción a la que me refiero se levantó en los
terrenos que primero pertenecieron al “Atlántida Hotel”, el cual ocupaba -entre
edificio e instalaciones secundarias- casi toda la manzana, pero que luego del
año 62 se fue vendiendo en partes.
Allí, en la esquina de las Calles 14 (Roger Balet) y Calle
1 (Natalio Michelizzi), dos emprendedores locales comenzaron a forjar una idea
que se basaba sobre todo en una construcción para el turismo: se trataba de un
“Motel”, tal vez el primero que se construyó en Atlántida. Esto fue a mediados
de la década del 60.
LA
MANO DE DIESTE
El proyecto original era construir pequeños
apartamentos de entrada independiente para alquilar a turistas, consistentes en
una habitación grande, con baño incluido.
Los socios emprendedores fueron Mario Bonaldi Massa, y su yerno Jorge Bianco. Aprovechando la circunstancia de que Bianco era ingeniero,
y amigo personal del también ingeniero Eladio Dieste, se les ocurrió pedirle a éste
que hiciera el diseño y los cálculos técnicos necesarios para construir –como
esqueleto de la obra- un gran techo.
En realidad fueron nueve techos abovedados unidos, que
se sostenían sobre pilares de hormigón en las esquinas y con los
correspondientes tensores imprescindibles para sostener toda la estructura.
Es sabido que
los techos abovedados diseñados por el Ing.
Eladio Dieste tenían siempre la característica de ser sin pilares
intermedios, y en eso se basó precisamente la técnica de construcción que lo
hizo tan famoso en el mundo.
Fotografìa de la primera època.
“COMO
TECHOS DE CARRETAS”
Mario
Bonaldi Alonso, hijo del constructor -y constructor también èl-
aclara que Dieste intervino solamente en esa parte (los techos) y no en el
resto de la construcción.
Pero esos techos “como de carretas” –típicos de las
obras de Dieste- le dieron a toda la construcción las características
originales que hasta hoy se conservan.
Según nos dice Mario
Bonaldi Alonso, cada bóveda tiene unos 11 m de largo y 5m de ancho. Cada uno de
esos techos albergó dos habitaciones para alquilar, con su baño
correspondiente. Una habitación tenía salida hacia el frente y la otra hacia el
fondo.
Fueron nueve
techos, ocho de los cuales se utilizaron para convertirlos en apartamentos y el
que estaba más próximo a la esquina de las Calles 1 y 14, sería la administración
del complejo.
En ese mismo lugar de la administración funcionó
también un Salón de té, y un Restaurante muy famosos en su época. Todo el complejo siempre se denominó PAOLA y
era administrado por Jorge Bonaldi Alonso, hermano de Mario.
Actual - Se ven las vigas que cubren los tensores.
¿QUÈ ERAN
LOS TENSORES?
Un elemento fundamental de la construcción primaria, diseñada
por el Ing. Dieste, fueron los mencionados tensores.
Le pregunté sobre ellos a Mario Bonaldi Alonso, y me explicó que son unas varillas de acero
muy gruesas (como de 5 cm) que atraviesan horizontalmente, y de punta a punta,
los nueve techos, por el frente y por el fondo. Para soldar tales varillas vinieron obreros
especializados, bajo la supervisión del Ing. Dieste.
Estos tensores quedan ocultos por las vigas
horizontales de hormigón que completan las paredes de cerramiento en el frente
y en el fondo de cada techo-bóveda.
MOTEL,
SALÒN DE TÈ Y RESTAURANTE
En el año 1965 ya los primeros hoteles como el
“Atlántida Hotel”, el “Mercedes Hotel” y el “Planeta Hotel” habían dejado de
funcionar. Solo quedaba el “Hotel Rex”. Pero fueron apareciendo otros servicios
de hotelería de menor porte. Entre ellos, el “Paola”, el cual brindó servicios
al turismo durante más de treinta años, comenzando en 1965 y cerrando
definitivamente el Restaurante en el año 1997.
El
origen del nombre PAOLA – Cuenta Mariana
Bonaldi, que la denominación provino del nombre de su prima, Paola Bianco
Bonaldi, hija de Jorge Bianco y Mireya Bonaldi.
Cuando todo el complejo estaba en funcionamiento, las
personas que alquilaban los apartamentos tenían el desayuno incluido. O sea que
el PAOLA comenzó brindando este servicio. A continuación se agregó el
Restaurante, brindando almuerzo; por la tarde “Salón de té”, y al final del día
la cena.
Quien nos
confirmó estos datos fue la Sra. Raquel
Garcés, una de las empleadas que trabajó como mesera en el Restaurante en las
temporadas de verano, durante 12 años consecutivos. Si bien ella era Auxiliar de
Servicio en la Escuela Nº 146, apenas terminaban las clases escolares, Raquel
comenzaba su “temporada” en el PAOLA, hasta que en los primeros días de marzo
volvían las clases.
<<Eran jornadas agotadoras pero muy bien
remuneradas. Bajo las órdenes de Jorge Bonaldi, trabajaban tres personas en el salón,
ella (Raquel), una prima suya y un mozo de apellido Aguilar. Por otro lado,
había mucamas para el servicio en las habitaciones >>.
En la barra del PAOLA - Jorge, Raquel, prima y Aguilar.
LA
FAMILIA BONALDI
Mario Bonaldi Massa, descendiente de italianos, fue
uno de los constructores importantes que hubo en Atlántida y alrededores. Se
cuentan por decenas las obras realizadas por su empresa; y entre las más
conocidas están: “la casa de Behrens”,(URI); y “la casa de Mailhos” en Atlántida
Serena.
El primer
Bonaldi se casó con Amanda Alonso y en su hogar nacieron tres hijos: Mario,
Mireya y Jorge Bonaldi Alonso.
A su vez, Mario Bonaldi Alonso, (que fue quien me
brindó mayor cantidad de información), nació en 1934 y está casado desde hace más
de cincuenta años con Ivonne Usabiaga
Jorge Bonaldi Alonso (administrador del PAOLA) se casó
con Zunilda Stiglich y tuvieron tres hijos: Daniel, Martín y Mariana Bonaldi
Stiglich.
Mireya Bonaldi Alonso se casó con Jorge Bianco
(ingeniero, amigo de Dieste) y de esa unión nacieron: Jorge, Paola y Rosina
Bianco Bonaldi.
**
Cuentan algunas personas memoriosas, que el servicio
de té del PAOLA era muy apreciado por lugareños y turistas. Se dice que la gente
salía del cine y se venía al salón a tomar un refrigerio, generalmente
acompañado de unas delicias que hacía una señora alemana a quien llamaban Gusti, la cual vivía con su hermana
donde hoy es la sede de “Caamepa”.
La repostería de estilo alemán se complementaba con
unas muy famosas tortas elaboradas por la esposa de Jorge, Zunilda (Nilda) Stiglich.
Hasta aquí
resumida, muy esquemáticamente, la historia de una familia, algunos de cuyos
integrantes aún están entre nosotros. Pero también la historia de un
emprendimiento que fue muy importante en su momento, y que ha quedado en el
imaginario colectivo como una seña de identidad patrimonial: el MOTEL PAOLA.
Fotografìa actual - A.G.B.
CONCLUSIÒN
Al ser vendidas las construcciones como propiedad
horizontal, el Restaurante PAOLA continuó funcionando. Cuando finalmente cerró
sus puertas, el local que ocupaba tuvo varios destinos, hasta convertirse -hoy
en día- en la sede de la sucursal “Anda”, de Atlántida.
Pero los “techitos de carreta” están ahí, sobre la
Calle Roger Balet, y son un verdadero patrimonio local.
De izq. a der.- Hèctor Deana - Maño Rodrìguez - Jorge Bonaldi - Mario Bonaldi - Carlos Rìos.
Finalizo esta crónica con palabras de Mariana Bonaldi Stiglich: << Para
mí es un honor que se escriba sobre el Paola, fue de mi familia y es parte de
mi vida, tengo los mejores recuerdos de mi infancia. Mi papá le dedicó su vida
entera a partir del 65 hasta el 97. Èl falleció el 5 de junio de 2018. Fíjate
que en una foto de las que te envío, está papá, Raquel Garcés, su prima y
Aguilar un mozo entrañable de esa época, están en la barra del Paola. En la otra
foto están cinco amigos, Héctor Deana, Manuel Rodríguez (Maño), mi papá, mi tío,
y Carlos Ríos…>>. Mariana.
WILSON MESA, junio de 2020.
Fuentes de información
Agradezco la colaboración de Mario Bonaldi Alonso,
Mariana Bonaldi, Raquel Garcès y Juan Lema.
Imágenes – Las fotografías antiguas fueron
proporcionadas por Mariana Bonaldi. Las actuales son de Arinda González Bo.
Foto actual - De A.G.B.
Artìculo publicado en la Revista CENTRO, Nº130, julio 2020.
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