“LA PASARELA” Y EL “BARRANCO DE
LOS INDIOS”
Crónicas de Atlántida
Desde
siempre, el imaginario colectivo nombró como “La Pasarela” al puente peatonal
elevado que une la calle 22 con la confluencia de Roger Balet y Ciudad de
Montevideo; y que se encuentra ubicado entre el edificio Golf Palace y la
rambla, frente a la Expo-Platea. Dicho pasaje elevado fue construido sobre
pilares muy altos y, aparentemente, parecía
hecho para que la gente no tuviera que dar un rodeo, bastante grande, para ir
desde el Planeta Palace Hotel hacia el Atlántida Hotel y toda la zona de la
primera rambla. Y lo mismo al revés. Porque entre ellos se interponía el
“Barranco de los Indios”.
He
mencionado esos dos hoteles (aunque ya había otros funcionando) porque, en
cierto modo, representaban la rivalidad existente entre los miembros fundadores
de la “Atlántida de los doctores” (el Atlántida Hotel se inauguró en 1913) y el
nuevo rico que venía a transformar la
tranquila vida del balneario; éste “intruso” era el empresario italiano Natalio
Michelizzi, (el Planeta Palace Hotel se inauguró en 1937, y los edificios del
Golf Palace y el Casino en 1939-40).
Tengan
en cuenta los lectores que, cuando hago alusión a esa confrontación entre “los
doctores” y Michelizzi, es porque la misma está documentada en escritos de la
época. Sin embargo eso no impidió que hicieran negocios entre ellos, pues el
empresario italiano le compró muchas tierras a la sociedad anónima “La
Territorial Uruguaya” para realizar sus emprendimientos desarrollistas. Y éstos,
a su vez, pudieron darse porque tenían como base la forestación previa que
habían hecho “los doctores”, y a partir de la cual había surgido aquella
Atlántida bucólica y aristocrática que existió entre 1911 y 1935,
aproximadamente.
El “BARRANCO DE LOS INDIOS”
Hemos
de recordar que la primera rambla, -la del casco viejo de la ciudad-, viniendo
de este a oeste, terminaba abruptamente en un zanjón muy profundo que
comenzaron a llamar el “Barranco de los Indios”, porque cuando se comenzó a
recorrerlo y a trabajar dentro de él, aparecían puntas de flecha, boleadoras y
material lítico en general, que anunciaba la presencia anterior de indígenas originarios.
Era un hondo y ancho socavón natural en el suelo, que corría hacia la playa
hasta desembocar en ella, sirviendo de desagüe para las aguas pluviales. No era
el único, por cierto, ya que toda esta parte de la Ensenada de Santa Rosa
estaba conformada por barrancas hacia el mar, cortadas por zanjones más o menos
profundos.
Según
lo que cuentan algunos habitantes muy antiguos del Balneario, este zanjón del que hablamos, venía como en
diagonal desde la zona donde hoy está la esquina de la peatonal de la calle 11 y
la calle Ciudad de Montevideo, en dirección hacia donde está el Casino; por lo
que se deduce que hubo que rellenar mucho los terrenos del centro de esa
manzana para poder construir, (no nombro las casas y edificios que están en esa
zona porque sería un detalle muy extenso), sólo hay que trazar una línea
imaginaria sobre la manzana, para visualizar las construcciones involucradas.
El
“Barranco de los Indios”, entonces, se fue rellenando para construir sobre él y
podríamos decir que hasta dentro de él; son ejemplo de esto último el edificio
del Golf Palace, el del Casino, y toda la construcción que está al costado del mismo.
Ahí –abajo- funcionó la primera “boite” que hubo en el Balneario y que se
llamaba Las Cuevas. También había una pista de patinaje. Estamos hablando del
año 39 en adelante.
En
ese mismo lugar estuvo luego el primer cine de Atlántida, el cual comenzó a
funcionar en el verano del 47, por iniciativa de los señores Zunino y Nogueira.
Este cine –que también se llamaba Las Cuevas-, era muy particular, porque
funcionaba con sillas de playa en lugar de butacas.
**
En una
entrevista que Rosario Infantozzi le hizo a Don Juan Torres (el constructor de
El Águila), éste cuenta cómo se las
arregló para construir Las Cuevas…”Después que terminó el Anexo y el Casino y
aprovechando los terrenos que quedaban debajo, en la barranca, me mandó (Michelizzi)
construir ocho pilares y una plancha; sobre esa plancha hice un jardín, uní ese
jardín con la calle 1 -que queda a unos ocho metros de retiro- con otra plancha
y, debajo de las dos, edifiqué Las Cuevas”…..”Fue muy difícil excavar el salón
por debajo de la segunda plancha porque esta no estaba sobre pilares, sino
apoyada en el piso de arena. Tuve que ir haciendo agujeros y poniendo puntales
para sostenerla y poder ir sacando la arena. Cuando llegaba al nivel que
necesitaba, repetía la operación para seguir sacando. Cuando el salón estuvo
pronto, le agregue una pista de patinaje a unos 80 cm. por debajo del nivel del
piso y se empezaron los preparativos para la inauguración."
-
" Fue también Ud. quien construyó los hoteles, el Casino y la Casa del
Golf?"
-
"Yo era el encargado de las construcciones, pero los hoteles y el Casino
los construyó la empresa de García Otero, Butler y Pagani. De la calefacción se encargó Wittemberg, lo mejor que
había en ese momento. Como ve, Michelizzi no reparó en gastos para darle a
Atlántida el estilo y la jerarquía de las estaciones balnearias europeas más
famosas: mucho movimiento, mucho confort, mucho lujo, excelente servicio y muy
buena cocina, además de buenos espectáculos”, (Infantozzi, pág.108).
**
Cuando
se construyeron el Golf Palace y el Casino, también se habían aprovechado los
desniveles del zanjón para crear una serie de escalinatas, fuentecitas y hasta una
pequeña cascada, todas ellas integradas a un gran jardín lleno de hortensias,
muchas hortensias, (las plantas preferidas de Marcela Benincampi). Algunos
restos de esos jardines pueden apreciarse aún alrededor de dichos edificios.
En
otra parte del zanjón estaba instalado, con sus caballos para alquilar, el
“Vasco” Cándido Mira, hasta que el propio Natalio Michelizzi le ofreció unos
terrenos más alejados de la costa para que llevara su incipiente negocio, que
después llegó a convertirse en toda una empresa de alquiler de caballos,
carruajes, escuela de equitación y otras atracciones para los visitantes de
verano.
Al
continuarse la rambla hacia el oeste y construirse la Expo-Platea (década del
80), para que el “Barranco de los Indios” mantuviera el escurrimiento hacia la
playa, fue necesario entubar su desembocadura, es por esa razón que hay allí un
gran caño que pasa justo debajo de un extremo de las escalinatas.
“LA
PASARELA”
Debo
decir que los constructores del pasaje peatonal lo habían hecho con una
finalidad, tal vez, menos romántica que la de ser una simple pasarela por la
cual cruzar el “Barranco de los Indios”, o para observar desde allí los
hermosos atardeceres de Atlántida.
La
realidad es que fue construido para tender un caño de saneamiento que,
disimulado por debajo de las losas del puente, llevaba las aguas servidas de El
Planeta hacia el otro lado del zanjón, y luego llegar hasta la “Punta Piedras
Negras”, donde desembocaba en el mar. Ese fue el primer sistema de
“saneamiento” que existió en Atlántida.
Si
bien es verdad que “La Pasarela” fue hecha para solucionar dicho problema de
saneamiento, también es cierto que estaba muy bien diseñada, porque tiene unos
largos pilares, dispuestos muy estéticamente, lo que habla de la intervención
de ingenieros y arquitectos. Es de suponer que fue construida por la empresa de
García Otero, Butler y Pagani, la misma que hizo el edificio de El Planeta.
Tenía, además, un sistema de lingas y malla que le daba seguridad a los
peatones que lo transitaban y alguna bicicleta que también se “colaba” por ahí.
Se
puede apreciar claramente, en fotografías aéreas de la época, que dicho pasaje
peatonal se construyó al mismo tiempo que El Planeta, y antes que el Golf
Palace, por lo que queda confirmado que, efectivamente, era un puente-caño para el primero de los hoteles de Michelizzi,
inaugurado en 1937. Este año (2017) estarían cumpliendo ochenta años, tanto
el edificio El Planeta, como “La Pasarela”.
El
primero ya es Monumento Histórico Nacional, por Res.Nª 1298/005, del 12/ 12/
2005, de la Comisión del Patrimonio Cultural de la Nación. El segundo, (el
pasaje peatonal) está en total abandono y tan deteriorado que ha sido
clausurado por las autoridades municipales. Ignoro si todavía se utiliza el
caño colector, pero bastaría con destapar la cámara de registro que hay en una
de las cabeceras del puente.
**
Seguramente
todos los habitantes del Balneario tenemos la secreta –y no tan secreta-,
esperanza, de ver de nuevo a “La Pasarela” en buen estado, recuperada
plenamente como pasaje peatonal y siendo
un atractivo turístico más para ofrecer a los visitantes. Es parte de un
patrimonio tangible que le pertenece a toda la comunidad y no es bueno que esas
cosas se vayan perdiendo, por el paso del tiempo, por olvido, por negligencia,
o por no concederles la importancia que realmente tienen.
Wilson Mesa, enero de 2017
Fuentes_
Libro “Cuentos de viento y de mar _ Historias de Atlántida”, de Rosario
Infantozzi.
Libro “Atlántida Centenaria_ Guía Turística,
Histórica y Cultural”, de Arinda González Bo.
Libro “Atlántida, 100 años en 100 fotos”, de Darío Porta y Mireya
Bracco.
Datos proporcionados por las hermanas Sara y Ana María Molinari, que
venían con sus padres al Balneario desde antes de construirse El Planeta.
Imágenes
_ Fotografías de Mirta Bianchi, Arinda González Bo, Fotos Uruguay Antiguo en Facebook
Este artículo fue publicado en la Revista "Centro", de Atlántida, N°89_ febrero 2017
No hay comentarios:
Publicar un comentario