DIONISIO
DÍAZ – EL GURISITO GUAPO NACIDO HACE 100 AÑOS
“¡Cachorro
e’tigre! ¡Gurisito guapo!
Nacido
pa ser güeno d’endeveras
Vaga
tu sombra po’el arroyo El Oro
Como
engüelto en el poncho e’la leyenda!”…
(Fragmento
de un poema de José Gorosito Tanco, poeta de Treinta y Tres).
LEYENDA
Y REALIDAD
Hace un tiempo, al pasar en ómnibus por el
arroyo “El Oro” y el poblado “Mendizábal”, de camino a Río Branco, me di cuenta
que ése era el pago de Dionisio Díaz. Por cierto que se me vino encima la
leyenda y todo lo que he escuchado y leído sobre el tema.
Como
toda leyenda rural, se ha ido adornando de detalles cada vez más fantásticos y
heroicos, a los que ya nadie puede sustraerse. Resulta pues muy difícil separar
lo que realmente fue verdad de lo que luego ha sido agregado por la transmisión
oral primero y la escrita después. Basta recordar que el hecho sucedió en el
año 1929, en plena campaña profunda olimareña, de por sí llena de relatos
legendarios y “sucesos” heroicos.
Pero
sí hubo un hecho cierto, un niño de nueve años salvó a su hermanita de quince
meses de una segura muerte. Ese niño se llamaba Dionisio Díaz.
El parte policial de la época dice: "Oro. Mayo 10 de 1929. Sr. Jefe de
Policía. Llevo a conocimiento de Ud. que a la hora 10 del día de hoy se
presentó a esta comisaría el menor de 9 años Dionisio Díaz herido de una
puñalada en el vientre, manifestando que el autor era su abuelo, Juan Díaz,
quien a su vez había dado muerte a sus hijos, Eduardo y María, esta última,
madre del nombrado menor. Solicito presencia inmediata del médico de Policía,
debido a la gravedad del menor. Salgo para el lugar del hecho. No tengo más
datos".
Con
esas palabras se expresó el oficial de Policía que transmitió la novedad de la
llegada de Dionisio a la comisaría de la seccional policial 2ª de Treinta y
Tres, el 10 de mayo de 1929.
Este documento no menciona que Dionisio
trajera en brazos a su hermanita, Marina. ¿Por qué?
Dicen los relatos, provenientes de
distintas fuentes, que antes la habría entregado en uno de los primeros ranchos
del poblado, para que se la cuidaran y después caminó hasta la Comisaria para
dar cuenta del hecho.
El
poblado de “El Oro”, hoy “Mendizábal” ubicado sobre la Ruta Nacional Nº 18, era
por aquellos años un rancherío perdido en la geografía olimareña, en una zona
de llanura bordeada por una agreste y pedregosa serranía que se llamó luego
“Cuchilla de Dionisio”, cerca también del arroyo El Oro, afluente por la margen
derecha del arroyo Parao.
El arroyo El Oro
¿QUIÈNES
ERAN EDUARDO Y MARÌA, LAS PERSONAS MENCIONADAS EN EL DOCUMENTO POLICIAL ?
María Luisa Díaz, la madre de Dionisio y
de Marina, era hija de Juan Díaz, tenía 29 años de edad y vivía en los mismos
ranchos que su padre, en un pequeño predio de las costas del arroyo “El Oro”, a
una legua más o menos del poblado mencionado.
En el
dato de la distancia recorrida por Dionisio para llegar a ese lugar también hay
diferencias según la fuente de información que se consulte; unos dicen que
caminó cinco kilómetros, otros siete y otros nueve. Tengamos en cuenta que las
distancias a campo traviesa, tal como fue el recorrido que hizo Dionisio, son
difíciles de calcular.
La otra
persona mencionada en el parte policial, Eduardo Fasciolo, era nieto de María
Rosa, la mujer ya fallecida de Juan Díaz. Esta mujer ya era viuda con hijos y
nietos cuando se casó con Juan y de este matrimonio nació María Luisa, la madre
de Dionisio. En el momento de las muertes el abuelo tenía 74 años y Eduardo,
31; para Dionisio era “el tío Eduardo”.
Otro
dato real que se menciona en el parte es que Dionisio cuando llegó a la
Comisaría estaba herido “de una puñalada en el vientre” y que su estado era grave,
por lo que se solicitó la presencia del médico policial. Eran las diez de la
mañana del día 10 de mayo de 1929. Los hechos habían comenzado en la noche que
iba del 9 al 10.
La noche anterior a ésta había sido la del
cumpleaños de Dionisio, nacido el 8 de mayo de 1920.
Siempre
según distintas fuentes y tratando de rescatar lo que hay de común en ellas: María era madre soltera de Dionisio y
se había “juntado” con un tal Luis Ramos, padre de Marina, la que en ese
momento tenía un año y tres meses de vida.
Esa unión no era aprobada por el abuelo,
ya que Luis era hijo del “Zurdo” Ramos, antiguo enemigo de Juan, ya fallecido
en ese entonces. Se dice, además, que el viejo Juan Díaz veía al concubino de
María como un rival en la “jefatura” de la casa y a la niña, Marina, como
heredera de la sangre de su enemigo.
-Acoto aquí, que no he logrado dilucidar
aún es qué fue de este hombre, Luis Ramos, y por qué no estaba esa noche en el
lugar de la desgracia-.
La estatua se encuentra en la ciudad de Treinta y Tres
Siguiendo
con el relato de los hechos de esa noche, se dice que en una ataque de rabia o
de locura, tal vez alcoholizado, (aunque esto tampoco está claro), el viejo
Juan Díaz arremetió a cuchilladas contra la madre de Dionisio, contra el tío
Eduardo y seguramente su idea era seguir con los niños, ya que llegó a herir a
Dionisio, el cual se escondió con su hermana en brazos hasta poder escaparse en
la madrugada rumbo al poblado.
Se cuenta que, ya herido, el niño atinó a
vendarse el vientre con una camisa vieja o un trozo de sábana y se escondió con
la niña hasta ver la oportunidad de escapar de allí.
La odisea de este niño en esas horas,
antes de llegar a la Comisaría; su travesía con la niña en brazos, descalzo y
perdiendo sangre de la herida abierta, sólo él las conoció y no llegó a
contarlas, porque entró en coma y murió el día 11 de mayo de 1929.
La hermana, que aún vive, tampoco puede
contarlas, porque con apenas quince meses como tenía, no recuerda nada de aquel
día en que su hermano entró en la leyenda con su comportamiento tan valeroso.
¿Y
QUÈ FUE DEL ABUELO JUAN DÌAZ ?
Cuentan que esa noche
huyó del lugar y que apareció ahogado en una laguna tres meses más tarde.
Pero,
volviendo a Dionisio, su sufrimiento no terminó al llegar a la Comisaría; tuvo
que esperar que concurriera el médico policial para hacer el diagnóstico y la
primera atención de la herida. Al ordenar el médico su traslado al hospital de
Treinta y Tres hubo que conseguir algún medio de transporte para llevar al
niño.
Fue
recién al otro día, en un automóvil particular de los pocos que había en el
país en ese entonces, que se trasladó a Dionisio a la capital del departamento,
distante unos treinta km de allí. Unos dicen que murió en la Comisaría, otros
que fue en el viaje. Lo cierto es que murió el día 11 de mayo, casi dos días
después de haber sido herido y a tres días de haber cumplido nueve años.
A
partir de ahí comenzó la leyenda inmortal de Dionisio Díaz; las estatuas; su
nombre en escuelas, calles y plazas; varios libros; una película; obras de
teatro; poemas; todo ello destinado a enaltecer al “pequeño héroe del Arroyo El
Oro”.
Hace
ya 91 años de la hazaña. Pero hay que tener en cuenta siempre que fue una
hazaña humana, de un ser humano, no de un super-héroe con poderes especiales.
Eso es
lo que hay que trasmitirle a las nuevas generaciones. Una gesta de amor y de
coraje de un niño campesino, que llevaba el apellido materno y nunca supo quién
era el padre. Aquel gurisito de nueve años, analfabeto, de nariz chata, pelo
rubio y ojos celestes, criado entre los breñales de “El Oro” y los montes del
“Parao” cercano, en la tremenda soledad de aquellos parajes.
Marina Ramos Dìaz - la hermana salvada hace 90 años
Marina
Ramos, la niña salvada por Dionisio, hoy tiene 90 años y vive en la ciudad de
Treinta y Tres. Ha dicho de él : “Estoy
muy orgullosa de haber tenido un hermano como él, por el sacrificio que hizo,
porque en lo único que pensaba era en mí y no se acordaba del problema que
tenía él que era mucho peor. Además tengo la sensación de que siempre está
cuidándome…”.
Wilson Mesa
Fuentes _
“Las dos muertes de Dionisio Díaz”, libro de
Matías Castro
“Dionisio
Díaz _ Ser humano ¿Héroe o Santo?”, libro de las Maestras María del Carmen
Blanco,
Luciana
Guerra y Lucía Mesa.
Portal
educativo uruguayo _ http://www.educando.info/
“33 Tierra de
Leyenda” _ http://www.turismo33.com.uy/
Imágenes _
Extraídas de Internet.
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