17/2/12

“Confesiones _ Una historia de amor en Atlántida” _ artículo


(Tapa del programa de la obra teatral)

“Confesiones _ Una historia de amor en Atlántida”

En la noche del 15 de octubre asistimos a un hecho cultural muy particular. Se estrenó la primera de las dos obras de teatro escritas especialmente para celebrar el Centenario.
El grupo de Teatro Alsur presentó en su sala de la calle 1, el unipersonal “Confesiones _ Una historia de amor en Atlántida”, versión teatral de Ana Laserre, basada en un relato del libro “Cuentos de viento y de mar – Historias de Atlántida”, de la escritora Rosario Infantozzi.
Para los antiguos atlantidenses seguramente esta obra les va a ganar directamente la memoria y el corazón, a través de las referencias a elementos que están en el imaginario colectivo de la zona.
Para los que vinimos después, y queremos conocer lo más posible de la historia de Atlántida, es una confirmación de datos y vivencias contadas por gente que transitó la época de esplendor del balneario.

Pero también hay una historia de amor, una peripecia romántica en tiempos románticos. Y esa historia es válida para todo tipo de espectador –atlantidense o no- porque es una circunstancia universal.
Es así que la obra no se encierra en valores locales, sino que se proyecta hacia sentimientos humanos más generales. Plantea la lucha de una mujer atrapada entre las convenciones sociales y sus ansias de libertad; el casamiento sin amor; la pasión encontrada fuera del matrimonio; la soledad; y la presencia obstinada de los recuerdos. Todo ello situado en el lapso de un verano vivido en la “estación de baños”, que la alta sociedad montevideana había comenzado a crear en la Ensenada de Santa Rosa.
Es la época de la aparición de Natalio Michelizzi con sus ideas renovadoras y quizás más “plebeyas”, pero con un fuerte respaldo económico, que hicieron surgir el “Planeta Hotel”, y el resto de los emprendimientos que vinieron en años posteriores (la historia se ubica a fines de la década del ’30).
También la naturaleza y el paisaje atlantidense juegan su rol en esta historia de amor : los atardeceres mágicos, las tormentas furibundas, los montes y arenales en su apogeo; y junto a ello la presencia de un ámbito nuevo que se estaba creando para el gran turismo.

Noemí González sostiene sobre sus hombros, con una excelente labor histriónica, el desarrollo de la historia; con mucha mesura y sin caer nunca en la sobre-actuación o el descaecimiento interpretativo. La actriz permanentemente se desdobla en distintos personajes que, en un vaivén permanente, representan las edades de la protagonista, ya anciana, ya niña, ya mujer madura y fogosa. Cambia el tono de voz, cambia la postura corporal, cambia el ritmo de los parlamentos y cambia el vestuario.
Este último ha sido pensado para que la utilización de algunos elementos mínimos, vaya marcando la aparición de cada personaje, ya sea una manta, la cabeza cubierta, zapatos de niña, o pantuflas, o pies descalzos simplemente.
A ello debe agregarse un verdadero acierto de la puesta, que es ir pasando gradualmente de la salida de escena de la protagonista para volver representando otra edad, al desdoblamiento sobre el escenario mismo; en un juego teatral que se realiza en forma excelente y que le da mayor dinámica al desarrollo de la obra.

Otro elemento importante, es la música; muy bien seleccionada y que -en cierto modo- está representando al personaje masculino de la obra, que no aparece nunca en escena, pero que está presente, traído por la música, por las cartas, por los recuerdos que la mujer va desgranando.
La escenografía tiene muy pocos elementos móviles, que representan la época. Hay también una pantalla en la que se van proyectando fotos fijas y partes de video, que ambientan la obra en su aspecto histórico y con los elementos de la naturaleza, como las tormentas, la lluvia, los atardeceres, etc. En este punto importa mencionar el trabajo de Alfredo Pereira en el apoyo audiovisual.
En suma, un espectáculo muy interesante, con una excelente adaptación y puesta en escena de Ana Laserre. Y la presencia de una actriz, Noemí González, que da vida a los personajes con una naturalidad destacable.
El estreno contó, además, con la presencia de la escritora Rosario Infantozzi.
Ha sido un digno -y muy especial- homenaje a Atlántida en su Centenario.
Wilson Mesa
Octubre, 2011


(Ana Laserre, Noemí González, Rosario Infantozzi)

(Publicado en "Semanario Gaceta", de Atlántida)

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