12/5/22

EL PUEBLITO DE LA ESTACIÓN

 EL PUEBLITO DE LA ESTACIÓN

Crónicas de Atlántida – por Wilson Mesa

Tengo la convicción de que Atlántida creció y se desarrolló en gran parte debido a la existencia de la estación del ferrocarril.

En el año 1895, cuando en toda esta zona solamente había arenales y bañados, se extendió la llamada Línea del Este, tendida por la compañía “Uruguay Great Eastern Railway”.

Desde entonces existió una “Parada” ferroviaria, que después sería la Estación Las Toscas (actual Estación Atlántida).

El nombre “Las Toscas” se originó porque al vado existente en el arroyo Solís Chico se le llamaba “Paso de Las Toscas” y, por extensión, toda la zona circundante se nombraba igual. En ese lugar se construyó el puente de hierro para el ferrocarril que todavía existe, aunque ahora está fuera de servicio.


También en esa época existía un camino muy rudimentario que se desviaba hacia la costa desprendido del “Camino a Maldonado” (la actual Ruta 8); a este desvío se le llamaba “Camino de la Playa”, el cual posteriormente se convirtió en la Ruta 11.

Por ese camino venían muchas familias de Pando, desde 1880 en adelante, a disfrutar de los “campamentos de baños en la playa de Santa Rosa”, ya descriptos en crónicas anteriores.

                                                     

A partir de la aparición del ferrocarril la historia de estas tierras daría un giro fundamental, porque desde el año1908 en adelante algunas familias muy acaudaladas de Montevideo -entre las que se encontraba la del Ing. Juan Pedro Fabini- comenzaron a venir en ferrocarril hasta la Estación “Las Toscas”, y desde allí se trasladaban a la costa para establecer sus campamentos de playa, tal como lo habían hecho desde mucho tiempo antes las familias pandenses.

Juan Enrique Fabini, le contaba a Rosario Infantozzi, lo siguiente: <<…Aunque no lo parezca, yo fui alguna vez un chiquilín de cinco años, el penúltimo de una familia de cinco hermanos. En aquella época mi padre, (Juan Pedro Fabini), descubrió para nosotros un lugar que era único en el mundo. Una enorme ensenada de aguas calmas rodeada por una ancha faja de arenas doradas encerradas entre la espuma blanquísima de las rompientes y una colosal barrera de barrancas...>>.

<<Cuando llegué aquí, por primera vez, a acampar con mi familia no había nada más que eso, arena y agua, y algunos ranchos de pescadores. Para llegar al lugar donde solíamos acampar veníamos de Montevideo en tren y desde la estación hasta la costa, nos trepábamos a un break y atravesábamos palmo a palmo el campo arenoso plantado de árboles nuevos (por este dato se deduce que el relato se sitúa después del año 1908), seguidos por el carro tirado por bueyes que llevaba nuestras carpas y todos los demás cachivaches necesarios para acampar por unos días. Cuando llovía la travesía era bastante penosa porque se formaba mucho barro y las ruedas se enterraban en él. ¡Hasta volcamos una vez!...>>.  (Infantozzi, pág. 50 - 51).

 MARIO FERREIRA Y LUIS GALIMBERTI

 Estas dos personas tuvieron mucho que ver en el nacimiento del “Pueblito de la Estación”, (así se le llamó desde el comienzo).

En el año 1911, Juan Ramón Hernández vende, separadamente, a Mario Ferreira y a Luis Galimberti, unas tierras linderas con las que ya tenía “La Territorial Uruguaya”, compañía fundadora del Balneario Atlántida. Galimberti compró 108 hectáreas y Ferreira bastante más, (a 20 centésimos el metro cuadrado).

Ambos eran empresarios exitosos en Montevideo. La idea primaria era forestar ese territorio virgen, para después extraer la madera con fines comerciales.

MARIO FERREIRA – Fracciona, en el año 1913, las tierras contiguas a la Estación y comienza a vender los solares en cuotas muy accesibles para aquellas familias que quisieran establecerse. Ese año podría considerarse como el de fundación del “Pueblito de la Estación”, 1913.

Cada terreno tenía un área de 1.500 metros cuadrados, extensión que tuvo su razón de ser para contemplar que cada familia pudiese contar con aves de corral, una vaca lechera, una huerta y el jardín. Se atendía a una autosuficiencia familiar necesaria en aquellos tiempos.

Durante muchos años Mario Ferreira alternó su residencia entre Montevideo y la chacra de La Estación. La casa original ya no existe. Algunos restos pueden verse dentro del predio -ahora conocido como “Los Ranchos”-, en el actual Barrio Español, donde todavía se mantienen en pie las araucarias brasileñas y las palmeras de Canarias.

LUIS GALIMBERTI - Contrató al italiano Domingo Laborido (que vino desde San José con su familia) para trabajar en la plantación de árboles. También plantaron viñas, frutales y hortalizas. Ese fue el comienzo de “Pinares de Atlántida”. Su propiedad era una franja que abarcaba desde la Estación de ferrocarril hasta la playa. En medio de esas tierras se levantó “Villa Olga”, una casona de tres plantas (tipo “Azotea”) que estaba en el lugar que hoy ocupa el nuevo local del “Colegio Pablo Neruda”, el cual ha procurado mantener parte de la construcción original. La casona se llamaba así en honor a Olga, la única hija de Galimberti con su esposa, Honorina Scandroglio.

 En dicha vivienda pasaron a vivir en el año 1936, Josè Leòn Laborido y su esposa Lucía Cabrera, con sus seis hijos: Josefina, Humberto, Elena, Esther, Olga y Dora. A esta familia se la recuerda como los grandes plantadores de árboles de toda la zona de “Pinares”; y la calle donde vivían lleva el nombre de “José León Laborido”.

Hay que recordar también que en una propiedad de Galimberti, -al lado de la panadería de Picardo- funcionó la Escuela Nº 75 (de 1934 a 1959). Esta Escuela se había fundado en la casa de Atanasio Hernández en “La Chinchilla” en el año 1923; hasta que finalmente se mudó al local actual de la calle “Los Hibiscos”.

 LOS PRIMEROS COMERCIOS

Los primeros proveedores de alimentos frescos (pan, leche, carne, huevos, verduras y frutas) para los turistas del verano, surgieron alrededor de la Estación de ferrocarril. Y también nacieron algunos modestos comercios. El primero fue la provisión de Miguel Machín. Y más tarde se establecieron otros, cuyos propietarios provenían de los más diversos orígenes rurales y urbanos: Santiago Romero; Anselmo López; Diego Fuentes (bar y peluquería); Floro Andrada; Pío Ferro; Giuseppe Pegorraro (almacén de ramos generales, que despuès pasò a su hijo, Bautista, en 1920); Andrés Picardo (panadería); Marcos Schultz; Belisario Pérez (tahona).

Algunas de esas primeras casas donde había comercios aún están en pie y habitadas.

 

 

LA PANADERÍA DE PICARDO

 Frente a la estación del ferrocarril estaba la panadería de Andrés Picardo. Nos contaba en una entrevista Ángel Ferrares, el “Chelo”, que allí había una especie de noria, movida por una mula, que servía para amasar y hacer el pan. Cuando Picardo enfermò y no pudo trabajar más, su esposa Petrona Pegorraro siguiò atendiendo el comercio por un tiempo y luego la vendieron. El matrimonio tuvo cuatro hijas.

También nos contaba Walter Sánchez, el “Gallego”, -en otra entrevista-, que Andrés Picardo repartía en una “Jardinera” tirada por un caballo y vendía en todo el Balneario. Pero también tenía otros repartidores que iban hasta Parque del Plata y “La Palmita”. Fue por mucho tiempo el único panadero en la zona.

Hasta que un día, un hijo de Atanasio Hernández llamado Amado Hernández, y su esposa América Quaglia, compraron un terreno que él (Walter Sánchez) les buscó, e hizo los primeros planos del local para instalarse con panadería. Así nació BAIPA, comercio que se inauguró en el año 1956. A partir de entonces Andrés Picardo tuvo un fuerte competidor en la zona.

 

 

LA ESTACIÓN TENÍA MÁS HABITANTES QUE EL BALNEARIO

Alrededor de 1918, los pobladores permanentes del Balneario eran casi inexistentes; pero en el “Pueblito de la Estación” vivían muchas familias cuyos integrantes eran casi todos los trabajadores que constituían la mano de obra en el Balneario que se iba desarrollando (empleados en la construcción, en hoteles, en restaurantes, en servicios y comercios varios).

Cuentan que eran clásicas “las bicicleteadas” en grupo por el tramo de Ruta 11, que unía a La Estación con el Balneario, en la hora de entrada y salida de los trabajos. Los dos “centros” se complementaron mutuamente desde los inicios.

 

En el auge del Balneario -entre 1937 y 1960-, la Estación de ferrocarril tuvo un intenso movimiento, porque llegaban muchos turistas que venían al puerto de Montevideo, después subían al tren que los traía hasta aquí, y se encontraban con ómnibus, y autos, que los iban a esperar a La Estación para trasladarlos con su equipaje a los distintos hoteles (el Atlántida, el Mercedes, el Rex, el Planeta y el Golf Palace).

Pero también por el ferrocarril se mandaban a Montevideo las cargas de trigo, y otros cereales, que se cosechaban abundantemente en la campaña cercana.

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Cuando la Ley 13.609, del 7 de setiembre de 1967, elevó a Atlántida a la categoría de Ciudad, fue el primer balneario de Canelones que alcanzó ese rango.

Por esa época, en 1968, se calculaba que había una población estable de 1.559 habitantes en la zona de Atlántida y 1.652 en el “Pueblito de La Estación”.

En este último los habitantes ocupados en el comercio y la industria, abarcaban un 44% del total; los que cumplían tareas en servicios públicos un 32%; en la construcción y afines el 15%; en la industria hotelera el 5%; y en servicios domésticos el 4%.

 

 ALGUNOS HECHOS IMPORTANTES EN LA HISTORIA DE “LA ESTACIÓN”

 1911 - Juan Ramón Hernández vende terrenos linderos con los de “La Territorial” a Mario Ferreira y a Luis Galimberti.

1913 - Se fraccionan los más cercanos al ferrocarril y se venden solares.

1952 - Se decide la construcción de la Ruta Interbalnearia, que se hace por tramos y de una sola vía.

1956 - Se funda el Club Atlético Progreso, en Estación Atlántida. (Peluquería de Miguel Hernández).

1958 - 60 - Se construye la Iglesia “CRISTO OBRERO”, obra del Ing. Eladio Dieste, solventada enteramente por el matrimonio Giúdice–Urioste.

1966 - 24 de febrero – Una gran tormenta que tira muchos árboles, rompe parte de “Villa Olga”; la casa de tres pisos, en “Pinares de Atlántida”, queda con solamente dos plantas. Ahí residía la familia Laborido-Cabrera desde 1936.

1988 - El 2 de enero de 1988 circulan por última vez los trenes de pasajeros en Uruguay. Aquí quedan 900 km de vías férreas sin utilizar, así como los puentes y las estaciones por las que pasaba el tren del este; entre ellas, Sosa Días, Atlántida, Parque del Plata, La Floresta, etc.

CONCLUSIÓN

 Es difícil ubicarse en aquel momento histórico; pero para hacernos una idea recordemos que la Ruta Interbalnearia no pasó por aquí hasta los años 1953-54; y para ello hubo que construir puentes sobre los arroyos Pando, Tropa Vieja, Solís Chico y Solís Grande.

El “Trébol” de la entrada a Atlántida recién se terminó en el año 1973.

Imaginemos el paisaje de esta zona sin esas y otras obras… El cambio y el progreso han sido muy grandes en algunos aspectos. En otros no tanto. Pero es bueno recordar cómo ha ido conformándose la historia de nuestra zona y –sobre todo-  aquilatar la importancia que tuvo el ferrocarril en la misma. 

                                                                                   Wilson Mesa, abril de 2022.

FUENTES -

Gutiérrez Laplace, Juan M.  – Libro “Atlántida, un sueño que surgió desde las olas”.

Bonsignore, Federico – Libro “Atlántida, Historia, Imágenes y Personalidades a cien años de su creación”.   

Infantozzi, Rosario – Libro “Cuentos de Viento y de mar – Historias de Atlàntida”.

González Bo, Arinda – Libro “Atlántida Centenaria, Guía Turística, Histórica y Cultural”.

Entrevistas a antiguos habitantes de la zona, realizadas en 2011, con Olga Pìriz Reyes y Arinda González Bo.

IMÀGENES – Fotografìas de Arinda Gonzàlez Bo y una de Internet.

Artìculo publicado en la Revista CENTRO - Nº 152, del mes de mayo 2022.         

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