LA BAJADA VIEJA – DEL
PASADO AGRESTE AL PRESENTE URBANO
Crónicas
de Atlántida por Wilson Mesa
Los antiguos habitantes de por aquí saben
dónde es y saben el por qué de ese nombre tan familiar: La Bajada Vieja.
Pero los
atlantidenses más jóvenes tal vez no conozcan los viejos relatos de ese lugar
emblemático de nuestro Balneario. Y está bueno rescatar estos temas para ir
conformando una historia local, que afirme la identidad y la pertenencia a una
comunidad que ya es más que centenaria.
ZANJONES,
CÁRCAVAS, O BARRANCOS
Todos estos vocablos designan lo mismo: Un
profundo socavón en el terreno, provocado por la erosión, la cual se produce a
lo largo del tiempo en terrenos preferentemente arcillosos.
Uno de estos zanjones -primer
obstáculo insalvable para los vehículos con ruedas- bajaba desde el norte atravesando
lo que es hoy la zona de Atlántida Serena. En realidad es una cañadita, (alguna
gente la llama la “cañada de Santa Rosa””) que ahora está hormigonada, y hasta entubada
en algunos tramos de su recorrido, cruza la Calle 11 y desemboca actualmente justo
al costado de la parte final de la Bajada Vieja.
Otro de estos socavones
desembocaba a la altura de donde hoy está la Expo-platea; y quedan claras
muestras de él alrededor del edificio “Golf Palace” y del Casino. Ese era el llamado
“Barranco de los Indios”, porque cuando se empezó a trabajar dentro de él aparecieron
restos de utensilios indígenas tales como boleadoras, puntas de lanza y de
flecha. Del lado este de dicho zanjón se empezó a construir -a partir de 1912-
el Hotel Atlántida y la primitiva rambla, con sus primeras casonas señoriales.
Otra cárcava importante estaba más hacia el
este, ya en la playa Brava. Es el lugar donde todavía, cada tanto, la rambla se
rompe y hay que volver a entubar el terreno y a rellenar para reconstruir la calle.
Este zanjón avanzaba bastante hacia el norte (se ha construido encima de él).
Por allí bajaban las carretas de bueyes de los areneros, a sacar arena de la
playa para las construcciones que por ese entonces abundaban.
Aquí ya estamos hablando de
la década del 40 en adelante. Nos contaba el Sr Ángel Ferrares (ya fallecido),
que él y su hermano tenían una carreta
con tres yuntas de bueyes para sacar arena y llevarla a las obras. Como ellos
venían desde la Estación Atlántida, durante la semana dejaban la carreta y los
bueyes en el zanjón, por las noches.
¿Por qué le doy tanta importancia a los
zanjones, o cárcavas?
Solo para resaltar la significación que la Bajada Vieja
tuvo desde el primer momento del “descubrimiento” de Atlántida, cuando ni
siquiera el lugar tenía ese nombre, sino que le llamaban “la playa de Santa
Rosa”.
(Esta fotografía es del año 2011, muestra el preciso lugar en que se entraba a la playa)
EL
PASADO AGRESTE
Para hacernos una composición de tiempo y
lugar más afinada, tenemos que recordar que antes de 1955 la Ruta
Interbalnearia no existía.
Y la Ruta 11 era apenas “El camino de la
playa”, por donde venían a veranear en carretas las familias de Pando, de Solís
Chico, de Piedra del Toro, la Tahonita y La Chinchilla.
Por ese “Camino de la Playa”
llegaron también los pioneros forestadores de toda la zona de la costa (1908).
Los que compraron tierras infértiles, las llenaron de árboles, y después
empezaron a lotear y vender terrenos para las primeras construcciones de
veraneo sobre las barrancas.
Por esa Ruta 11, que de
algún modo trajo el progreso para estas tierras, también venían desde la
Estación de ferrocarril (cuando la hubo) los visitantes que luego eran
trasladados al Balneario en distintos medios de transporte.
Ese camino, en su último
tramo -ya pasada la famosa Portera Negra- entraba hacia el mar por terrenos
privados y discurría por un sendero que podríamos decir que sigue el trazado de
la actual calle “Arbol de Judea”, y termina en una gran hilera de eucaliptus con
troncos muy grandes, (lo que revela su edad), el último de los cuales está
sobre la arena, al borde mismo de la calle asfaltada.
Allí se ha construido una entrada
de playa accesible, e inclusiva, que permite por ejemplo, llegar con sillas de
ruedas hasta el agua. Este era, a grandes rasgos, el recorrido de la “Bajada
Vieja”.
CUANDO
LA BAJADA VIEJA DEJÓ DE SER EL ÚNICO CAMINO
Si la entrada al naciente Balneario dejó de
ser por la arena fue porque hubo una intervención humana en el camino que
llevaba hacia el “centro”, donde ya se estaban edificando muchas casas de
veraneo.
Eso fue en el momento en que
a la calle de entrada, -la continuación de la Ruta 11- se le construyó un
puentecito, de madera, para vadear el primer zanjón que les mencioné antes.
Fue así que los vehículos dejaron de
transitar por la arena y comenzaron a entrar a “la playa de los médicos” por la
Calle 11.
Nos contaban las hermanas
Ana María y Sara Molinari, en una entrevista, que cuando ellas venían con sus
padres a la casa que tenían para veranear, al puente de madera de la Calle 11
le llamaban “El puente de los Suspiros”, porque aguantaban la respiración al
pasar sobre él en auto y después soltaban un suspiro de alivio, una vez
sorteado el presunto peligro.
¿Novelerías de niñas tal vez?
Luego el puente de madera
fue sustituido por una calzada de hormigón, la misma que existe hoy en día.
Con respecto a la Calle 11, que lleva el
nombre ilustre del “Dr. Alfredo Crisci”, tiene el prestigio de haber sido “la
calle principal” durante mucho tiempo; y
tiene como una curiosidad la de haber
mantenido su número, a pesar de encontrarse entre la Calle 1 y la Calle 3; es
de suponer que como recuerdo de su
origen siendo continuación de la Ruta 11.
(Calle 11 - Donde está el cartel y los mojones es el cruce de "la cañada de Santa Rosa -Ahí era el "puente de los suspiros)
EL
PRESENTE URBANO
Volviendo a la Bajada Vieja. Cuando se
continuó la rambla hacia el oeste, sorteando los zanjones mediante entubados y/o
rellenamiento, esta calle quedó prácticamente sobre la arena y a pocos metros
del agua en esa parte del recorrido.
Ahí es donde actualmente
está el llamado “Sitio de playa accesible”, y donde la rambla se ha mejorado
con la plantación de palmeras que llegan hasta el Edificio Planeta.
Hay además una ciclo-vía de hormigón, protegida por hileras de troncos a
lo largo de ella; y se han instalado bancos de madera y metal, cestos de
residuos, e incluso una estación saludable con aparatos de gimnasia.
(Cruce de la calle "Arbol de Judea" en la rambla)
O sea que se ha revalorizado mucho esta parte
de la rambla que estaba muy descuidada, carente en absoluto de forestación,
invadida además por los automóviles que llegaban a estacionar al borde de las
barrancas porque no había nada que lo impidiera..
Del ayer histórico al presente descripto han
transcurrido más de cien años, sin embargo, la Bajada Vieja sigue siendo un sitio
especial para los lugareños. Y se ha convertido en un punto de la costa muy
recomendable para los visitantes, con una vista panorámica impresionante,
atardeceres únicos y con tres íconos imperdibles, el Edificio Planeta, el Sol
de Páez Vilaró y El Águila, un poco más allá.
Fuentes
de información:
Entrevistas
a antiguos pobladores de la zona.
Libro
“Atlántida – Historia, imágenes y personalidades, a cien años de su creación”,
de Federico Bonsignore.
Libro
“Atlántida Centenaria – Guía turística, histórica y cultural”, de Arinda
González Bo.
Imágenes
– Fotografías del libro “Atlántida, una historia de 100 años en 100 fotos”, de Omar
Porta y Mireya Bracco.
Las fotografías
más actuales son nuestras.
1 comentario:
Excelente artículo. Hermosas imágenes. Gracias por contribuir al conocimiento y valoración de Atlántida. Tengo la suerte de haber adquirido un apartamento sobre la Rambla a escasos metros de la "bajada vieja" Hermosísimo lugar!!!
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