EL HOMBRE DE MARZO - JOSÉ PEDRO VARELA
Crónicas de Atlántida
Hay
un libro muy bueno del escritor tacuaremboense, Tomás de Mattos, que tiene ese
nombre: “El Hombre de Marzo”. Es una
biografía novelada de JOSÉ PEDRO VARELA,
y el título alude a la fecha de nacimiento -19 de marzo- de este personaje
histórico tan singular, al cual le debemos los uruguayos el tener un sistema
primario público de educación.
Muchos sociólogos e historiadores sostienen que la
Escuela Pública Uruguaya es uno de los pilares de nuestra nacionalidad, algo
que nos identifica como país y como sociedad. Esto porque en todo el territorio
nacional, aún en los lugares más apartados, allí donde ningún servicio público
llega a instalarse, hay un edificio escolar, con su escudo y su bandera,
recibiendo niños de túnica blanca y moña
azul, para brindarles educación gratuita.
Como maestro, que soy, nunca quiero dejar pasar el 19 de
marzo sin tener un reconocimiento especial para la inmensa figura de Varela.
Sin olvidar que ya Artigas, en 1815, había creado la
"Escuela de la Patria"; en su campamento de Purificación, es sabido
que este hecho -si bien tiene enorme significación histórica- fue un intento
aislado y que duró muy poco tiempo.
Varela, en cambio, creó un SISTEMA EDUCATIVO PÚBLICO. Lo
organizó y puso en funcionamiento, en una época en la que parecía impensable
realizar un cambio social -y cultural- de esa magnitud (fue durante la
dictadura de Lorenzo Latorre). Sistema educativo público que hasta hoy conserva
los tres postulados básicos que lo vertebraron: Obligatoriedad, Gratuidad y Laicidad.
VARELA _ EL HOMBRE
José Pedro Varela Berro, era hijo de Jacobo Dionisio
Varela (argentino) y de Benita Gumersinda Berro (oriental). Nació en
Montevideo, el 19 de marzo de 1845 y fue el tercero de cuatro
hermanos. Su padre provenía de una de las familias más influyentes de Buenos
Aires. Su madre era de una familia de renombre en Uruguay, pues era hermana de
quien había sido Presidente de la República, Bernardo Prudencio Berro, y además
era sobrina de Dámaso Antonio Larrañaga.
El padre, Jacobo Varela, era un comerciante que tradujo
del francés y publicó en 1846 lo que fue la primera obra pedagógica editada en
el Río de la Plata. Evidentemente, Jacobo no era un empresario más y su hijo,
José Pedro, tuvo la suerte de nacer en una familia en la que se mezclaban alta
sociedad e intelectualidad.
Su primera enseñanza la recibió en el colegio de los Padres
Escolapios. A los quince años pasó a trabajar en el comercio de su padre, a
contrapelo de sus inclinaciones que eran el periodismo y la literatura. Llegó a
dominar el francés y el inglés y rudimentos de alemán. Publicó un libro de
poesía llamado “Ecos Perdidos”, en 1868, un ejemplar del cual le llevó
personalmente a Víctor Hugo, durante su
viaje a Europa; dicen algunos biógrafos de Varela, en son de broma, que el gran
poeta francés le “quitó entusiasmo al ímpetu poético de Varela, y que esto
redundó en el hecho de que él se volcara enteramente a su actividad
periodística y educativa, con el consiguiente beneficio para el país”.
En 1874, Varela se casó con Adela Acevedo, hija del doctor Eduardo Acevedo y de Doña Joaquina Vázquez. Del matrimonio nacieron dos hijos: José Pedo Varela Acevedo (1874) y Jacobo Dionisio Varela Acevedo (1876).
¿Pedro
José o José Pedro?
Acerca
del verdadero nombre del Reformador hay una curiosidad que muchas personas
desconocen; al respecto escribe Tomás de Mattos: ”…., no tenía en mi biblioteca mucho material sobre Varela. Acudí
entonces a un libro que siempre me ha sacado de apuros, el "Diccionario Uruguayo de Biografías)"
de J.M. Fernández Saldaña, y allí confirmé que quien conocemos, a secas, como
José Pedro Varela, se llamaba en realidad Pedro José Varela Berro,
porque efectivamente lo había parido Benita Berro y había sido bautizado,
siguiendo una tradición de la familia Berro, dándosele la prioridad al nombre
de Pedro. Informa Fernández Saldaña que recién en 1865, cuando ya había
cumplido 20 años, "para evitar
confusiones con un personaje político llamado también Pedro Varela, (el
torvo financista que se plegó al séquito de Venancio Flores), hizo una
publicación en la prensa diciendo que en adelante firmaría José Pedro Varela".
***
Para
describir físicamente a Varela recurro
nuevamente a Tomás de Mattos:,,, “Varela
era un hombrecito enteco y nervioso, que cuidó prolijamente su barba, como si
siguiera una moda de la época, para ocultar la devastación de la viruela en el
sector derecho de su rostro. Que se batió a duelo, aunque consideraba bárbaro
ese pretendido ritual de honor. Que fue muy sensible –hoy ya no se puede medir
cuánto- a los encantos de las mujeres. Que, ya casado, se entretuvo en el arte
de la caza hasta que un día se descerrajó accidentalmente un disparo con su
propia arma, también del lado derecho de su rostro.
Que
rehuyó plegarse a las prósperas seguridades de la empresa familiar porque no
quiso pagar el precio que exige el lucro a quienes lo procuran y por ello dejó
a su jovencísima viuda y a sus dos hijos, sin recursos ahorrados que los
amparase.
Y que,
en suma, supo apurar vertiginosamente su brevísima vida consumiéndola con
inusitada avidez. Su agonía conmueve y da una cierta idea de la real talla del
ser que alcanzó a conformar.
Ese
juego de luces y sombras sobre un rostro del que él prefería mostrar tan sólo
el perfil izquierdo, permite elaborar un retrato narrativamente persuasivo…..”
(Tomás de Mattos).
VARELA
_ EL REFORMADOR
Luego
de su regreso de un viaje a Europa y Estados Unidos, realizado a los 22 años,
Varela creó junto a varios intelectuales destacados de la época la “Sociedad de
Amigos de la Educación Popular”. Él, Varela, tenía 23 años; J. C. Blanco tenía
20 años, C. M. Ramírez tenía 21 años, A. Vázquez Acevedo tenía 24 años y Elbio
Fernández, que era el mayor, tenía 26 años. A partir de esa institución
fundaron un Colegio que fue como un laboratorio de la Reforma Educativa, y que
obtuvo un enorme respaldo de los padres. Se llamó “Elbio Fernández”, en honor
al intelectual que murió poco tiempo después.
Varela y su esposa, Adela Acevedo.
VARELA y
LATORRE
José
Pedro Varela, era un firme opositor a la dictadura militar liderada por Lorenzo
Latorre (1876 – 1879); pero se dio cuenta que solo con el apoyo de ese “gobierno”
podría llevar adelante sus ideas en materia de educación, publicadas ya en sus
dos libros clave: “La Educación del
Pueblo” (1874) y “La Legislación Escolar” (1876). Y que, la mejor manera de
derrotar esa dictadura era, precisamente, desde dentro de ella misma, educando
al pueblo para la Democracia y la República.
Fue por esa
razón que, en el año 1876, Varela aceptó el cargo de Director de Instrucción
Pública, de la Junta Económico Administrativa de Montevideo, con jurisdicción
extendida a todo el país. Varela exigió total independencia para su gestión y
dio comienzo a una formidable obra reformista que duró solo tres años, y que
transformó hondamente no sólo el sistema de enseñanza, sino a todo el país.
Decreto-Ley de Educación Común _ 1877
El
Decreto-Ley de Educación Común, redactado por Varela y promulgado por el
dictador Lorenzo Latorre, creaba la Dirección General de Instrucción Pública,
órgano colegiado que debía controlar y dirigir el sistema educativo en todo el
país. En las capitales departamentales funcionaría a partir de ese momento una
Comisión Departamental de Instrucción Pública y un Inspector Departamental, que
debía ser un maestro titulado de tercer grado. Esta reforma administrativa dio
al sistema de enseñanza una considerable autonomía. Se establecía el
carácter Obligatorio y Gratuito de la educación primaria oficial.
Sin
embargo, en un primer momento, Varela no logró imponer el tercer postulado de
la Reforma, la Laicidad, debido a la influencia muy fuerte de la Iglesia
dentro del Estado. Fue así que en el Decreto-Ley de 1877, se estableció que la
enseñanza de la religión católica fuese obligatoria en todas las escuelas
públicas, excepto para aquellos alumnos que profesasen otras religiones.
Recién en
el año 1882, (ya muerto Varela), una resolución de la Dirección General de
Instrucción Pública determinó que la enseñanza de la religión católica en las
Escuelas del Estado, quedaría limitada a 20 minutos diarios y a ser impartidos
después de las demás asignaturas y sin asistencia obligatoria. Ya entrado el
Siglo XX, durante la Presidencia de Claudio Williman (1909), se suprimió, por
ley, toda enseñanza o práctica religiosa en las escuelas del Estado;
consagrando finalmente lo que Varela no había podido implantar en el comienzo
de la Reforma, pero era la prueba de que había dejado bien plantada la semilla
de la laicidad integral de la enseñanza.
SÍNTESIS
Corresponde
decir que la Reforma Vareliana abarcó muchísimos aspectos que no podemos
detallar en esta crónica, por su extensión y por su tecnicismo, lo que podría
llegar a hacer muy árida su lectura para aquellas personas que no son docentes.
Solo
dejaré algunos apuntes básicos al respecto:
¿Cómo eran las Escuelas antes de la
Reforma Vareliana?
El
historiador Jorge Bralich describe así a la escuela anterior a la reforma
vareliana: “Eran muy pocas las Escuelas que había en el país antes de 1877 y
estaban a cargo de personas no capacitadas específicamente para la profesión de
enseñar. Era una escuela de tipo memorístico y con algún ejercicio de cálculo
muy elemental, además de las normas del catecismo. También era una escuela
castigadora y se utilizaban palmetas para pegar a los niños. Si los niños
venían sucios, se les colgaba un cartel del cuello que decía “desaseado”. Se
los hacía arrodillar en maíz o piedras y también se les hacía aguantar un buche
de agua en la boca durante bastante tiempo. En las normas que establecía el
Cabildo de Montevideo se decía que había que ser moderado, no se les podía dar
más de seis azotes”, anota Bralich.
***
Uno de los castigos escolares, antes de Varela
_ Varela incidió en política educativa, sin ser un
político típico.
_ Varela diagramó una Reforma Educativa, sin ser un
educador profesional.
_ Varela redactó el “Decreto-Ley de Educación
Común", promulgado en el año 1877, sin haber sido
anteriormente legislador, ni gobernante.
_ Varela creó y dirigió el sistema educativo
primario público, sin ser Maestro, ni Profesor diplomado.
Ni siquiera tuvo estudios regulares relacionados con la temática socio- educativa.
Esto engrandece aún más el valor de su personalidad y de su obra.
***
Recordemos que Varela murió a los 34 años de edad, de una “infección pulmonar”, enfermedad bastante común en aquella época.
Recordemos que Varela murió a los 34 años de edad, de una “infección pulmonar”, enfermedad bastante común en aquella época.
PARADOJAS ACTUALES
Paradoja 1 _ La “Sociedad de Amigos de la Educación Popular”, fundada
por Varela para difundir la “Reforma”, es hoy una institución privada, propietaria
de un gran complejo educativo, la “Escuela y Liceo Elbio Fernández”, fundado el
3 de septiembre de 1869.
Paradoja 2 _
El actual “Colegio Nacional José Pedro Varela”, es uno de los más antiguos y
prestigiosos colegios privados de nuestro país, fundado en el año 1943.
ATLÁNTIDA RECUERDA
A VARELA
En la
ciudad de Atlántida hay una plaza denominada "José Pedro Varela" y en
ella se encuentra un busto del Reformador. La existencia de la plaza y del
busto tienen su "historia" que les contaré, porque tuve algo que ver
en ella.
La
Inspección Departamental de Educación Primaria de Canelones-Este, Jurisdicción
de la Costa, se creó en el año 1999, con sede en Atlántida. Fui el primer
Inspector Departamental y tuve la tarea de "armarla" y ponerla a
funcionar.
Al año
siguiente (2000), ya como Inspección independiente de las otras dos que tiene
este departamento -Pando y Canelones-,
queríamos hacer un acto público el 19 de marzo, "Día de Varela", tal
como se hace en todas las ciudades que son sede de Inspección.
Pero no
había ningún lugar de referencia para reunir a las Escuelas más cercanas y
demás instituciones educativas, de todos los niveles, que nos quisieran
acompañar.
Entonces elegimos el lugar que nos pareció más adecuado, frente al edificio del actual Municipio -entonces Junta Local-; solicitamos el permiso correspondiente e invitamos a todas las demás instituciones públicas del medio, tales como Prefectura, Policia, Junta Local, etc.
Entonces elegimos el lugar que nos pareció más adecuado, frente al edificio del actual Municipio -entonces Junta Local-; solicitamos el permiso correspondiente e invitamos a todas las demás instituciones públicas del medio, tales como Prefectura, Policia, Junta Local, etc.
Así fue
que, el 19 de marzo del año 2000, se realizó el primer acto público de homenaje
a Varela, en Atlántida. Hubo actuaciones de niños y, al hacer uso de la palabra
como Inspector Departamental, para explicar el motivo de la reunión conmemorativa,
mencioné la necesidad de que Atlántida tuviera un lugar público donde recordar
a Varela. Pensé ese día que no iba a pasar nada, pero....la idea no cayó en
saco roto. Al poco tiempo se comunicó a la Inspección que el Prefecto de
Canelones había conseguido un busto de Varela.
En
conjunto, la Inspección y la Prefectura, solicitaron a la Intendencia de
Canelones un lugar para instalarlo. El trámite pasó a la Junta Departamental,
la que autorizó la nominación del espacio público, frente a la Junta Local,
como "Plaza José Pedro Varela" y también autorizó a instalar en ella
el busto del Reformador.
Que no fue cualquier busto, por cierto, la Prefectura
se había contactado con el escultor José Alberto Belloni, que tenía su taller
en El Pinar y fue quien hizo el vaciado en cemento del molde de la escultura
original, hecha por su abuelo, el gran artista plástico José Belloni. (Aclaro
que son tres generaciones de escultores, el padre de José Alberto fue Stelio
Belloni, autor del monumento ecuestre de Artigas, que está en Minas).
A
los tres meses, en junio del año 2000, se inauguraron la plaza y el busto
juntos. En el acto estuvieron presentes delegaciones de todas las instituciones
de enseñanza de la zona, Escuelas, Liceos, CERP del Sur, UTU, colegios privados;
representantes de las instituciones públicas y privadas, etc. También asistieron
autoridades del Consejo de Primaria y de la Intendencia de Canelones. Además, actuó,
por primera vez, el Coro Escolar de la Costa, creado ese año.
Esta es la
pequeña historia de cómo llegó Atlántida a tener un lugar público para seguir
recordando a José Pedro Varela; si lo hace, o no, siempre dependerá de las
personas.
Wilson
Mesa
Fuentes de
Información:
Tomás de Mattos _ “El
Hombre de Marzo _ tomo I y II
Jorge Bralich _ “Breve
Historia de la Educación Uruguaya”
Orestes
Araújo _ “Historia de la Escuela Uruguaya”.
Imágenes
_ Fotografía del monumento de Atlántida, el día de su inauguración / Fotografía
del monumento que se encuentra en la Plaza Varela, de Montevideo, obra del
escultor español, Miguel Blay / Otras
imágenes de Internet.
Nota - Este artículo fue publicado en la Revista "CENTRO", del CCIFA, N°90, marzo de 2017.
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