28/5/20

CANARIO, NO - CANARIO, SÌ

CANARIO, NO  -  CANARIO, SÌ

Cuando yo era chico y alguien me decía “Canario” -en el Liceo sobre todo-, a mí me molestaba mucho. Y nunca me puse a pensar por qué.

Después, pasado el tiempo me gradué como Maestro y me vine a trabajar a Canelones.

Desde entonces, toda mi carrera profesional como docente la realicé en este departamento. Y al mismo tiempo pasé a vivir en él, primero en Atlántida, después en Salinas y finalmente, desde hace veinte años otra vez en Atlántida.

Puedo decir que, si bien soy orgullosamente minuano y lavallejino de origen, hoy tengo como segunda patria chica a Canelones y soy también, orgullosamente Canario.

Porque vivo en el llamado departamento Canario; porque aquí desarrollé mi carrera y formé mi familia. Y porque me gusta ser canario también.

Tengo que decir, además, que mi apellido es de origen canario, ya que mis antepasados inmigrantes que vinieron al Uruguay lo hicieron partiendo de las Islas Canarias. Después se dispersaron por distintos lugares del país. Mi padre y abuelo eran de la zona de Polanco, en Lavalleja.

  EL POR QUÈ

Pero volviendo al principio, sobre el hecho de por qué me molestaba tanto que me dijeran Canario: de golpe un día comprendí cuál podría ser el origen de ese sentimiento. Miren ustedes.

Me parece que el departamento de Lavalleja se podría dividir en dos grandes regiones, la zona ganadera y la zona chacarera.

Mi familia vivió toda la vida en la zona ganadera, criadores de ovejas en un campito de sierra, donde se plantaba lo indispensable para la alimentación humana y de los animales. De granja muy poco, casi nada. Árboles frutales, muy pocos. Vides y esas cosas, nada. Salvo la parrita chiquita en las casas más adelantadas.

Tierras muy pobres, con grandes desniveles y mucha piedra como para no poder –o no saber- desarrollar una quinta grande, con frutales, con hortalizas, con verduras de hoja, etc.

Eran gente de a caballo, de yerras, domas, esquilas, vacunaciones, arreos, etc. Cuando se carneaba en la casa para comer, generalmente eran ovejas, capones, o corderos.

Pero, no crean que toda la zona ganadera es igual. Por el contrario, también hay muy buenos campos de cría de ganado vacuno, caballar y lanar. Hay establecimientos que se dedican a la alta genética de animales (las llamadas “Cabañas”).

En fin, existe todo tipo de emprendimientos productivos, pero la mayoría basados en la producción de carne y lana.

La vestimenta era distinta, además. Los hombres con bombacha, alpargata o bota según el caso; sombrero aludo o boina de vasco, también según la ocasión.

Las mujeres con polleras largas y muchas veces pantalones debajo de las polleras. Pañuelo en la cabeza.

 LAS CHACRAS Y GRANJAS

 En cambio, en la zona de chacras la cultura del trabajo es distinta. Plantaciones de trigo, de cebada, de girasol, ahora de soja también. Maizales. Trigales. Caminos más apropiados para la circulación de camiones. Gente que nunca fue “de a caballo”, sino de arado, bueyes, tractores, cosechadoras, y más acá en el tiempo toda clase de maquinarias apropiadas para sembrar, cosechar, cargar, enfardar, etc.

Y es la zona donde estaban los tambos que proveían de leche a los poblados.

En la zona chacarera, cuando se carneaba para consumo casero, por lo general eran cerdos, gallinas, pollos , pavos, gansos, etc.

Se consumían y vendían huevos caseros. La vestimenta de los hombres era diferente también: por lo general un pantalón ancho, alpargatas o tamangos, nunca botas largas.

Las mujeres en cambio usaban un atuendo parecido a las de la zona ganadera, polleras largas con pantalón debajo, o medias largas; sombreros o pañuelos para protegerse del sol en las duras tareas de la tierra.

Tal vez ahora las costumbres hayan cambiado bastante, porque además hay mucho menos gente en la ruralidad, pero la esencia es la misma.

DOS CULTURAS

En resumen, eran como dos culturas distintas: la de los “chacareros” y la de los “paisanos”.  Para nosotros, en nuestra ignorancia de aquel entonces, los “canarios” eran otros, no los que veníamos de la zona "ganadera". Eran los habitantes de las zonas de Barrancas, Villa del Rosario, Roldán, incluyendo Solís de Mataojo y Andreoni, etc.

Y, por otro lado, los “paisanos” eran los habitantes de Polanco, Barriga Negra, Manguera Azul, Asperezas, Cerro Pelado, El Perdido, el Valle Fuentes, Marco de los Reyes, Villa Serrana. Pirarajà, Mariscala, y ruta 12 hacia Maldonado.

Después, rumbo a José Pedro Varela, Zapicàn y Batlle y Ordóñez no tengo claro cómo incluirlos, porque si bien hay una zona “arrocera” importante, puede ser que la cultura general fuera más bien “ganadera”.

  CONCLUSIONES VARIAS

 Ahora bien -en mi época de estudiante-, los habitantes de Minas nos catalogaban a todos como “canarios”, gente “de afuera”.

Y el tema es que para muchos “citadinos” el término “canarios” tiene una connotación despectiva, peyorativa; y engloba a toda aquella persona de origen campesino y que habla “medio raro”, distinto al lenguaje de ciudad.

En esto del lenguaje quiero hacer un pequeño punto y aparte, Porque se puede observar que el habla de los lavallejinos "paisanos" no es del todo igual que los lavallejinos "chacareros". Palabras como "zoco" y "abanar", no se utilizan en la campaña ganadera, por ejemplo. Y se pueden mencionar muchos "modismos" màs que son propios de una u otra zona.

Yo creo que la manera de tratarnos, o de decirnos “Canario” es discriminadora. Es como decir “gordo”, “negro”, o “petiso”.

Cuando te lo dicen con aprecio, con cariño, es una cosa; pero no siempre es de ese modo.

Y uno lo siente. Y por más que un niño del campo tenga más conocimiento de la vida que un niño de la ciudad, porque vive más en contacto con la naturaleza y ha visto nacer animales; ha ayudado a “sacar” terneritos y corderos para que no se mueran; ha visto a los animales cumplir sus funciones naturales (encarnerada, entorada, etc).

También ha visto carnear, castrar, marcar reses, esquilar ovejas, domar caballos, curar bicheras, ordeñar vacas y tantos otros trabajos rurales.

Mientras que un niño de la ciudad de pronto no sabe ni de dónde le llega la leche envasada que se compra en los supermercados; o el pollo congelado; o la carne de la hamburguesa que le venden en las casas de comida rápida.

Cada uno en su medio sabe y vive cosas distintas. Y está bien que así sea. Lo que yo digo es que no debe ser un punto en contra para nuestros “paisanitos”, o “canaritos”, para cuando tengan que insertarse en los estudios y trabajos de la ciudad.

Siempre recuerdo una anécdota en la que se cuenta que el Dr. Elías Regules (poeta y escritor nativista), llegó a ir varias veces de bombacha y botas a la Universidad de la República, donde era el Rector. En su caso no era una pose, ni un “disfraz” de gaucho, lo hacía porque lo sentía y tenía orgullo de su tierra nativa.

Tampoco uno debe sentirse “menos” porque viene del campo. Siempre la cabeza erguida y orgulloso de su origen, eso sí.

                                                           WILSON MESA, mayo 2020. 

NOTA - Las fotografìas que muestran los Escudos departamentales de Canelones y Lavalleja fueron sacadas en el "Parque de la Admirable Alarma", lugar del "Grito de Asencio", en el departamento de Soriano.


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