13/2/20

QUIERO QUE CREZCAS GORDITO Y SANO




QUIERO QUE CREZCAS GORDITO Y SANO
Crónicas de Atlántida – por Wilson Mesa.

Me voy a referir al tema de la alimentación infantil, especialmente en la franja etaria que va del nacimiento a los dos o tres años. Etapa muy importante, porque está probado científicamente que en ese período se juega todo lo que será el futuro del nuevo ser, el cual viene al mundo para ser cuidado por los adultos responsables de su crianza.
El “cachorro” humano es el mamífero que tiene una dependencia e indefensión más prolongada en sus primeros años de vida, ya sea por parte de sus progenitores, o de otros adultos sustitutos. Sin embargo, a veces, esas personas no parecen estar preparadas para tamaña responsabilidad.
Desde la gestación, la vida del nuevo ser depende de las actitudes y cuidados que tenga la madre con su embarazo. Y una vez que se produce el parto y el niño empieza a vivir en un medio totalmente desconocido, la misión de los adultos a cargo es la de hacerle el tránsito lo más agradable posible. Ni que hablar que lo principal será un cuidado amoroso. Pero esa misma actitud amorosa implica –entre muchas otras cosas- el deber de alimentarlo. Y ahí comienza lo difícil.
Ni imaginen que tengo intención de inmiscuirme en territorios médicos. Para nada. Si bien voy a citar documentos de profesionales de la medicina y de organismos especializados en nutrición y salud, simplemente la mía va a ser la opinión de una persona común que observa, que se informa y que también se impresiona con algunas conductas humanas. 

LA ALIMENTACIÒN DEL NIÑO PEQUEÑO

Todos podemos observar a nuestro alrededor como hay padres, madres, abuelos, cuidadoras, etc., que se empeñan con verdadero fervor en tratar de atiborrar a los niños pequeños de comida poco sana; con grasas nocivas, con azúcares y sal en exceso, y con otros componentes tan perjudiciales para su correcta nutrición como peligrosos para su salud futura.
Me refiero a la edad que va entre el nacimiento y el comienzo de la escolarización, la que es cada vez más temprana debido a las obligaciones y necesidades de la vida moderna.
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Por supuesto que estamos considerando situaciones de vida “normales”; donde hay un hogar bien constituido, que acoge un nuevo integrante con la voluntad y el deseo de criarlo y de darle las mejores posibilidades para su desarrollo. Y conste que no se trata solo de la situación económica –aunque esta importa mucho- sino de un entorno favorable para el desarrollo integral de un ser humano,
No desconozco tampoco, ni quiero ignorar, las situaciones particulares en que se encuentran muchas madres que se han quedado solas afrontando la responsabilidad de criar a un niño prácticamente sin ayuda de nadie. Puede haber miles de situaciones distintas, tantas como hogares hay. Pero no todo tiene que ver con la situación económica. Porque a veces –la mayor parte de las veces- encontramos a nuestro alrededor personas que podrían criar a sus hijos con cierta “comodidad”, y sin embargo son aquellas en las que se observa el mayor grado de ignorancia en cuanto a qué es bueno para que coma un bebé y qué no lo es.
 ALIMENTARSE BIEN NO ES COMER MUCHO

Esto puede parecer una perogrullada, pero es una realidad palpable, y por algo hay alarma mundial acerca del tema del sobrepeso y la obesidad mórbida en las poblaciones. Ya no se puede ignorar este problema, porque hacerlo implica mayores gastos en salud pública para los países, por tener que afrontar el tratamiento de enfermedades tales como la diabetes, la hipertensión arterial, las enfermedades coronarias, etc. en niños y jóvenes, ya no solamente en adultos mayores como podría ser lo más esperable.
Algo está pasando. Y lo que está pasando es que nos alimentamos muy mal, y lo mismo hacemos con los niños a nuestro cargo desde muy pequeños. En este caso no me pongo afuera, sino como parte de la causa, y tal vez de la posible mitigación de tales problemas.

Las fiestas infantiles - Se puede observar en cualquier lado, pero muy especialmente en las fiestas infantiles, cómo a los niños se le brindan “alimentos” que son absolutamente nocivos, -casi criminales, como afirman algunos pediatras-. Los snacks, los jugos dulces artificiales, las bebidas gaseosas, los panchos, la llamada “comida chatarra” en general, son cosas que no deberían ponerse al alcance de la boca de los niños pequeños nunca. A esto hay que agregar las golosinas que se dan como “souvenirs”, y las que contienen las populares “piñatas”. Todos estos productos mencionados tienen, además, la característica de ser adictivos.

LOS BEBÈS ROLLIZOS Y LOS FLAQUITOS

Si bien la época en que se medía la salud de los bebés por los rollitos de sus piernas o el tamaño de sus mofletes pensaríamos que ya pasó, esto no es cierto del todo. Por otro lado, si un niño es delgadito no significa que coma poco, significa simplemente que es de constitución magra.
Tampoco sería correcto caer en el extremo de medir y pesar continuamente lo que come el niño para que no engorde. Simplemente hay que darle, equilibradamente, lo que necesite. Y eso sólo lo sabe el propio niño. Y quizás también su pediatra.
El control periódico con el pediatra es sumamente importante y es una obligación para los adultos a cargo. Pero el profesional médico no es quien está continuamente con el niño, todos los días, al momento de su alimentación, sólo lo controla cada tanto tiempo y se guía por las mediciones de rigor, pero también por lo que expresan los adultos y, claramente, no puede “adivinar” lo que éstos no dicen.
Sucede que muchas madres parecen vivir la falta de apetito de su hijo/hija como un fracaso personal y la hora de la comida se convierte en un momento complicado.
Al respecto, el pediatra español, Dr. Carlos González, en su libro “Mi niño no me come”, dice que una prueba definitiva para la madre acerca de cómo está alimentando a su hijo, es hacer lo siguiente: << Coma en proporción a lo que da a su hijo. Si el niño pesa 10 kilos y engulle un plato, tráguese usted cinco o seis raciones. Seguro que revienta…>>.
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Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la obesidad y el sobrepeso han alcanzado caracteres de epidemia a nivel mundial. Las cifras asustan. Más de mil millones de personas adultas tienen sobrepeso y, de ellas, al menos 300 millones son obesas. Asimismo, el crecimiento de la obesidad infantil en los países desarrollados es espectacular y preocupante.

Niños con sobrepeso
<< Para muchas familias, el tener un hijo gordito, mofletudo, y lleno de pliegues es todo un logro, una señal de que el niño está bien, fuerte, y lleno de salud. Pero los expertos en nutrición infantil no piensan igual. Y van a más: dicen que estas familias están muy equivocadas. Lo que importa no es que el niño esté gordo o delgado. Lo que interesa es que el niño esté sano. Y es ahí donde queríamos llegar. En la última Jornada Nacional sobre Obesidad y Factores de Riesgo Cardiovascular, realizada en Madrid, España, se diagnosticó la obesidad infantil como una enfermedad emergente.
Tanto en Europa como en Estados Unidos, desde los años noventa hasta hoy, la incidencia de la obesidad infantil se ha duplicado. España se ha convertido en el segundo país de la Unión Europea con mayor número de niños con problemas de sobrepeso, presentando un cuadro de obesidad en un 16,1 % entre menores de 6 a 12 años de edad, superado apenas por los datos de Gran Bretaña.
Un hecho alarmante en una sociedad que lleva en su "currículo" una de las mejores dietas alimentarias del mundo: la dieta mediterránea, y en el cual hace sólo quince años presentaba apenas un 5 % de menores obesos…>>. (http://www.guiainfantil.com/salud/obesidad/index.htm).

¿QUÈ PASA EN AMÈRICA LATINA?

<<En muchas culturas, un niño gordito es un símbolo de buena salud. Sin embargo, ¿sabías que un bebé puede estar con sobrepeso y al mismo tiempo padecer desnutrición? Aunque un niño coma suficiente, o incluso más de lo que necesita, puede que su dieta carezca de los nutrientes necesarios para crecer adecuadamente.
Este es el caso en América Latina, donde la alimentación infantil abunda en carbohidratos, azúcares y grasas. Sobran las calorías, pero suelen faltar las vitaminas, minerales y ácidos grasos esenciales que un niño necesita para crecer, ocasionando desnutrición y obesidad al mismo tiempo.
Según investigaciones recientes, el aumento de peso y talla durante el período que comprende desde la concepción hasta el segundo cumpleaños de un niño juega un rol crítico en su desarrollo y en la presencia de enfermedades en la edad adulta.
Si un niño está desnutrido durante los primeros años de vida, su cuerpo aprende a funcionar con pocas calorías. Posteriormente, cuando consuma más calorías de las que su cuerpo necesita, no las utilizará y se almacenarán en forma de grasa, aumentando de peso y programando su metabolismo para enfermedades crónicas.
Al contrario, si un niño aumenta de peso demasiado rápido, corre mayor riesgo de ser un adulto obeso. 
Por lo tanto, es fundamental lograr un equilibrio entre la talla y el peso durante los primeros meses de vida para lograr un crecimiento óptimo: ni muy gordito, ni muy bajito.
Las estadísticas de nuestra región (América Latina) reflejan este fenómeno. Aún se lucha por reducir la desnutriciòn crònica que sufren màs de 7 millones de niños menores de cinco años, pero la prevalencia de la obesidad infantil ha aumentado aceleradamente, especialmente en zonas en situación de pobreza y de comunidades indígenas.
Los niños con desnutrición crónica, o talla baja para su edad, son más propensos a sufrir infecciones, ya que la desnutrición debilita el sistema inmunológico. Además, la desnutrición afecta su capacidad de aprendizaje, limitando su potencial intelectual cuando son adultos.

¿Qué implica esto para América Latina?  En pocas palabras, que una región con altas tasas de desnutrición y obesidad hoy, será mañana una región de baja productividad y altos gastos en salud, condiciones que impedirán su desarrollo.
En la actualidad, la mayoría de los recursos y esfuerzos están enfocados en combatir únicamente la desnutrición infantil, a pesar de que en la regiòn hay unos 4 millones de niños menores de cinco años con sobrepeso u obesidad. Dado que la desnutrición y la obesidad son problemas de salud pública críticos y tienen sus orígenes en la primera infancia, deberían ser tratadas de manera prioritaria e integral durante los primeros años de vida…>>. (Ángela Funez y Ana Pérez Expósito –especialistas del BID en el diseño, la implementación y la evaluación de intervenciones de salud materno-infantil y nutrición).


LO QUE DEBERÌA COMER UN NIÑO PEQUEÑO

Por supuesto que en primerísimo lugar tiene que estar la LECHE MATERNA. Pero cuando pasados los seis meses de vida el niño va necesitando otros alimentos, -complementarios y no sustitutivos de la leche-, es necesario saber qué es lo que necesitan y qué es lo que les va a hacer bien.
RECOMENDACIONES GENERALES
Transcribo a continuación fragmentos de algunas recomendaciones de la AEP (Asociación Española de Pediatría), las que se pueden leer completas en su página web:
<<… Se recomienda mantener la lactancia materna (LM) de forma exclusiva durante los 6 primeros meses de edad y, a partir de ese momento, añadir de forma paulatina el resto de los alimentos, manteniendo la LM a demanda todo el tiempo que madre e hijo deseen.
<< ¿Por qué es importante esperar hasta alrededor de los 6 meses? Para poder ingerir alimentos diferentes a la leche, es conveniente que el organismo tenga la maduración necesaria a nivel neurológico, renal, gastrointestinal e inmunológico.

<< ALIMENTACIÓN COMPLEMENTARIA (AC) - Se considera que un bebé está preparado cuando adquiere las destrezas psicomotoras que permiten manejar y tragar de forma segura los alimentos. Como cualquier otro hito del desarrollo, no todos los niños lo van a adquirir al mismo tiempo, aunque en general estos cambios suelen ocurrir en torno al sexto mes. Se requiere:   La desaparición del reflejo de extrusión (expulsión de alimentos no líquidos con la lengua). Ser capaz de tomar comida con la mano y llevarla a la boca.   Mantener la postura de sedestación (sentado) en forma autónoma. 

<< ¿Qué alimentos utilizar y con qué frecuencia? - Las pautas varían mucho entre regiones y culturas. No se deben dar “instrucciones” rígidas. No hay alimentos mejores que otros para empezar, aunque se recomienda ofrecer de manera prioritaria alimentos ricos en hierro y zinc. Asimismo, se recomienda introducir los alimentos de uno en uno, con intervalos de unos días, para observar la tolerancia y la aceptación y no añadirles sal, azúcar ni edulcorantes, para que el bebé se acostumbre a los sabores naturales de los alimentos.
Cereales, frutas, hortalizas, legumbres, huevo, carne, pollo, pescado, aceite de oliva, leche entera, yogur, queso tierno (pueden ofrecerse en pequeñas cantidades a partir de los 9 o 10 meses). No se debería ofrecer sólidos con riesgo de atragantamiento (frutos secos enteros, manzana o zanahoria cruda, etc.).

<< Alergias - A falta de más estudios que aclaren cuál es la mejor estrategia para la prevención de alergias, se recomienda el seguimiento de las pautas de la OMS: Mantenimiento de la lactancia materna e introducción progresiva de los distintos alimentos alrededor del sexto mes (nunca antes del cuarto mes), de uno en uno, para comprobar si hay algún trastorno de tipo alérgico, antes de pasar al siguiente.

<< Fruta y verdura - Se aconseja introducir progresivamente toda la variedad de frutas y verduras disponible, en cualquiera de las comidas diarias, e ir variando también la forma de presentación (triturada o en pequeños trozos). No hay unas frutas mejores que otras para comenzar, la decisión dependerá de los gustos de la familia. Se recomienda evitar durante el primer año las verduras de hoja verde con alto contenido en nitratos, como la acelga, la espinaca o la borraja, por el riesgo de metahemoglobinemia. En el caso de introducirlas en la alimentación, deben representar menos del 20% del contenido total del plato.

<< El gusto por los diferentes sabores (dulce, salado, ácido y amargo) se forja desde temprana edad.
 Si acostumbramos al paladar a sabores ácidos, como algunas frutas, o amargos, como algunas verduras, su consumo será mayor a lo largo de la vida. Además, la exposición precoz a diferentes sabores podría disminuir el riesgo de rechazo a probar nuevos alimentos.

<< Cereales - Se pueden ofrecer cereales de distinto tipo y en diversos formatos; es conveniente explorar los gustos y necesidades de cada familia y plantear alternativas, dando preferencia a las harinas integrales.
Los cereales pueden introducirse en forma de arroz, pan, pastas, cous-cous, polenta, avena, arepas o tortas de maíz, siempre según la edad y el estado madurativo del lactante.
Existen además otras fuentes de hidratos de carbono complejos que aportan energía, como las papas o el boniato.               

<< Alimentos ricos en proteínas - Este grupo está constituido fundamentalmente por las carnes rojas, el pollo, el pescado, el marisco, los huevos y las legumbres.
Se pueden ofrecer en forma de puré, cocinados y desmigados o en pequeños trozos. Ofrecer diariamente alimentos de este grupo, de forma variada, especialmente aquellos ricos en hierro. El pescado es un buen alimento, aunque se debe limitar el consumo de pescados de gran tamaño depredadores y de vida larga, como el emperador, el pez espada, el cazón, la tintorera y el atún, por la posibilidad de contaminantes como el metilmercurio, especialmente en niños pequeños.

<< Alimentos ricos en hierro - La carne roja es una fuente principal de hierro. También es una buena opción la yema de huevo. Existen alimentos de origen no animal con hierro, como arvejas, lentejas, porotos, frutos secos, brócoli y algunos tipos de pan que, aunque representan una fuente de hierro menor y de más difícil absorción, también deben formar parte de la dieta de los niños.

<< Lácteos - Entre los 6 y 12 meses, la leche materna sigue siendo el alimento principal, por lo que se recomienda mantenerla a demanda, sin disminuir el número de tomas. Si el lactante mayor de 6 meses realiza al menos de 6 a 8 tomas de pecho al día, no se precisan otras fuentes de lácteos. Si la madre trabaja fuera de casa, se puede ofrecer la comida en las horas que no esté, y cuando regrese del trabajo continuar con el pecho a demanda.
Se puede ofrecer yogur natural o queso desde los 9 meses y leche de vaca, entera, a partir de los 12 meses. Hay que tener en cuenta que la leche materna sigue siendo el lácteo de primera elección y se recomienda por encima de cualquier otra leche, siempre que madre e hijo lo deseen, hasta los 2 años o más. El Agua – Brindada a demanda, sin gas y cocida si es de la canilla, es un elemento fundamental para acompañar las comidas.

<< LA SAL y el AZÙCAR -  SAL - La recomendación de la OMS es limitar al máximo la ingesta de sal. Los lactantes tienen sus riñones demasiado inmaduros para manejar las sobrecargas de sal. Por este motivo no debe añadirse sal a la comida de los bebés, aunque pueda parecernos insípida. La leche materna tiene la cantidad necesaria y lo mismo ocurre con las fórmulas infantiles.
AZÙCAR - La OMS recomienda evitar el consumo de productos con elevado contenido en azúcares: bebidas azucaradas, jugos o batidos de frutas comerciales y bebidas o postres lácteos azucarados.
Diversas sociedades científicas recomiendan evitar los azúcares añadidos y libres en la alimentación de los lactantes y niños pequeños.

<< Consistencia - Se recomienda aumentar progresivamente la consistencia de los alimentos y comenzar con texturas grumosas y semisólidas lo antes posible, nunca más tarde de los 8-9 meses. A los 12 meses, el lactante ya puede consumir el mismo tipo de alimentos que el resto de la familia, aunque teniendo especial cuidado con los sólidos con riesgo de atragantamiento, como los frutos secos enteros, que deben evitarse.

<< Marco afectivo -  El marco afectivo es muy importante para desarrollar las habilidades relacionadas con la alimentación y fomentar la autorregulación del hambre-saciedad. Obligar, presionar o premiar son estrategias que interfieren con la percepción del niño de su propia saciedad y pueden aumentar el riesgo de sobrepeso y de problemas en relación con la comida. No ofrecer comida al lactante, o preescolar, como consuelo emocional.
Ser paciente con el ritmo de adquisición de los nuevos logros   Ante las situaciones negativas (no come, no le gusta, se porta mal), mantener una actitud neutra, no mostrar enojo   Una conducta muy controladora o exigente de los padres impide que el niño aprenda a autorregularse   Evitar distracciones (pantallas, juguetes, personas desconocidas)   No utilizar los alimentos como premios o castigos, ni como consuelo o chantaje.

<< Cantidad - La cantidad es variable de unos niños a otros y según las circunstancias. Respetar los signos de hambre y saciedad. Los padres deciden dónde, cuándo y qué come el niño. Pero el niño decide cuánto come.
Establecer rutinas puede ayudar:   Lugar: tranquilo, sin distracciones (televisión, celulares). Cuando sea posible, sentar al niño frente a los otros miembros de la familia para que pueda interactuar con ellos.  Horario: un horario aproximado de comidas, con flexibilidad, puede ayudar a la anticipación y regulación del lactante. 

<< Métodos - Si bien, tradicionalmente, el método más usado ha sido una introducción progresiva de las texturas de distintas comidas, más recientemente algunas madres y padres emplean otros métodos. En realidad, ningún método respetuoso con el bebé es mejor que otro. Por su novedad se puede mencionar el Baby-Led Weaning, (BLW), lo que se explica como “alimentación guiada o autorregulada por el bebé”. Quien desee conocer más al respecto puede entrar a la página web… >>. (AEP –Asociaciòn Española de Pediatrìa).

 
CONCLUSIÒN

De acuerdo a todo lo anterior tal vez la clásica imagen de la madre dando la “papilla” a su bebé en la boca, con una cucharita pequeña, debería ir quedando en el pasado. Para ser sustituida por la de un niño que se “autogestiona” en cuanto a la manera de comer, que prueba gustos y alimentos nuevos, que utiliza la mano y/o la cuchara para llevar la comida a su boca y que experimenta aunque se ensucie un poco.
Pero, además, habría que lograr que en los cumpleaños infantiles no se ofrezca a los niños productos nocivos para la salud como todos los ya mencionados, ni se regalen golosinas como “recuerdo” de la fiestita. Esto tendría que ser un objetivo fundamental para padres, maestras, organizadores de fiestas y todas aquellas personas que tengan que ver con el tema.   
                                               

                                                                 ***                                  Wilson Mesa, enero 2020

Fuentes de información

“Recomendaciones sobre la alimentación complementaria” - Asociación Española de Pediatría.

Libro “Mi niño no me come” - Dr. Carlos González.

“Informes del BID sobre desnutrición y obesidad infantil en América Latina”.

Guiainfantil.com – página web. 

Imágenes _ Fotografías de Miguel García.
Artìculo publicado en la Revista CENTRO, Nª 125, de febrero 2020.

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